Sxcrilege {Michael}

No debía salir, sabía perfectamente que era una petición suicida, mas no quedaba de otra, a pesar de todas las señales que le advertían dar marcha atrás y aceptar su encarnizado destino no podía retractarse de cumplir con las exigencias de su señor, el viejo estaba en las últimas y una de esas noches no despertaría jamás, cuando ese amanecer aconteciera el muchacho y el resto de los sirvientes serían acribillados para servirle en el otro mundo.

¿La idea de huir no cruzó su mente? Desde luego que sí, era muy joven para morir, quería ver qué le esperaba más allá de la fortaleza que lo aprisionaba, una noche lo hubiese arriesgado todo para huir, ¿qué lo detenía? bueno… cada vez que veía al anciano, que alguna vez fue uno de los mejores comandantes militares de su rango, postrado en la cama como si algún demonio hubiese absorbido su esencia poco a poco, la mente del joven no demoraba en perturbarlo con visiones en las que las personas con las que había coexistido por diecisiete años se hallaban amordazadas y atadas de manos y pies como animales, ancianos, jóvenes que trataban de zafarse con uñas y dientes, padres que murmuraban promesas falsas a sus hijos, mientras niños a su alrededor derramaban lágrimas e imploraban por sus vidas, después todo se tornaba rojo, la sangre que corría de sus cuellos se infiltraba en las piedras formando un riachuelo de sangre, una ofrenda que seguro complacería al mismísimo Odín. Por otra parte, preferían morir antes que traicionar al viejo, les había brindado cierta libertad después de todo y una vida que no habrían conseguido ni en sueños; por ello convocaron a una asamblea en busca de una solución, cuyo dictamen fue solicitar los servicios de cierta criatura.

"Él no se presentará… o tal vez se divertirá presenciando cómo pierdo el rumbo y los lobos devoran mis entrañas, bello sin duda, ya sé que moriré pronto pero… ¡¿no pueden concederme una muerte rápida?! algo como… una flecha directo al corazón o… un buen veneno… porque no quiero fallecer hasta desangrarme… y si me degollan…? mi cabeza rodará y en una de esas podré ver mi cuello resquebrajado y el resto de mi cuerpo…"

Esta y otro tipo de teorías distraían su mente en el trayecto de lo que podría llamar su "hogar" al bosque negro; el cielo se inundó de estrellas y el sendero se tornaba cada vez más tétrico a medida que se adentraba haciéndose paso entre los árboles, las gélidas corrientes de aire rasgaban su piel y la adrenalina había comenzado a intoxicar su sistema para mantenerse alerta, los únicos sonidos que percibía hasta ese momento era el de su respiración irregular y el crujir de la hierba escarchada bajo sus pies.

"Esa es tu maldita estrella--- esa era tu estrella"

Llegó a un punto en que las densas copas de los árboles le impidieron guiarse por las constelaciones, se hallaba completamente perdido y su nerviosismo aumentó consiguiendo que caminase en círculos, deambuló a ciegas cuesta arriba hasta toparse de milagro con el lago, consiguió vislumbrarlo gracias al claro de luna que se filtraba en algunas ramas, más bello imposible, a primera vista la imagen lo sedujo a tal punto en que estaba dispuesto a caminar sobre la delgada capa de hielo de aquél espejo para quebrarlo y revelar los secretos que ocultaba en sus entrañas.

"…!!!"

Salió de su trance en un chasquido, no estaba sólo, alguien permanecía justo detrás y la neblina comenzaba a asfixiarlo para privarlo de todo movimiento---

El bosque siempre había sido su hogar, pero en esos tiempos que corrían, lo más profundo del bosque era su verdadero hogar, como elfo se sentía más atraído por la naturaleza que el resto de seres que pisaban sobre la faz de la tierra, pero incluso entre los elfos habían desertores.
Y Michael podía considerarse uno de ellos, un desertor y, sin temor a que sonase pretencioso, una leyenda viva del lugar. No solo era alguien respetado y temido, sino también repudiado por su odio a sus compañeros y hacía el resto de seres.

Su odio a veces no parecía tener límites y en ocasiones parecía realmente ser inexistente, pero es que le gustaba jugar.
Alguien se dignó a entrar en su ‘’territorio’’, alguien sin duda con poco aprecio por su vida y con una enorme fe en encontrar su cabaña. Si bien muchos entraban, pocos salían, y aún menos podían pagar las exigencias del elfo oscuro por sus servicios.
Su magia prohibida era posiblemente el mayor reclamo para todos esos incautos sedientos de poder o hambrientos de pena que buscaban consuelo en alguien que casi se reía de ellos.

Esta vez era un muchacho, no tardó en localizarlo y entre la maleza lo siguió de cerca, parecía que sus pasos no iban mal encaminados, se sabía guiar de una forma admirable y por su aspecto debía de ser un joven guerrero de alguna casta de humanos cercana, reconoció sus ropajes, e incluso el arma que portaba.

Hay que conocer al enemigo mejor que al amigo, o así gustaba de pensar al mayor.

Pero llegó a un punto en que el muchacho se perdió, una pena, pues realmente estuvo cerca de dar con su pequeño hogar. Decidió entonces que era momento de entrar en escena, como el personaje más ansiado de una novela. Una bruma se comenzó a levantar y esta asustó aparentemente al muchacho, encantador sin duda su pequeño susto.

-Casi consigues llegar a mi hogar.- fueron sus primeras palabras tras verse descubierto por los ojos ajenos.

"Es mi vörðr/cuidador/ ya sé, ya lo sé..! estoy muerto… que gesto taaan noble caray, antes de terminar desmembrado en este bosque, se tomará la molestia de llevar mi alma a la orilla de los cadáveres para terminar su trabajo y seguro me arrojará al río de veneno cual serpiente ponzoñosa… pff no dolerá… nahh… sólo por el resto de la eternidad… ni más ni menos…"

Se aferró al estilete, tanto que sus nudillos se tornaron blancos… tan pálidos como su expresión. Giró lentamente, con los ojos cerrados y suplicando porque aquél no fuese su último suspiro, al parpadear y dirigir su mirada al ser que se hallaba ante él no podía creerlo.  

-Casi consigues llegar a mi hogar.-

"¿Qué? p-pero cómo---"

Le robó el aliento--- literalmente, con la suerte que se cargaba esperaba enfrentarse a cualquier otro ser, no-muertos, espíritus, caníbales y demás "especímenes", pero a quién tanto buscaba, ni en sus más absurdas ilusiones. Sin duda se trataba de la criatura más bella que había tenido la oportunidad de admirar en su corta vida, los mitos del pueblo eran erróneos, según los rumores se trataba de un elfo oscuro que por definición: son una raza maligna y retorcida, con piel oscura y ojos inyectados de sangre, parecidos a los enanos tch… los "sabios" y su maldita demencia senil…   

El personaje que se encontraba frente al muchacho poseía facciones finas y la piel clara que caracterizaba a los de su especie, alto, muy alto, con una cabellera tan oscura como la obsidiana al igual que sus ojos, lucía una mirada punzante que intimidó al menor al punto en que no le quedó de otra más que mirar directo al suelo, experimentaba esa horrible sensación de ser escrutado al derecho y al revés, hasta haber desnudado cada uno de sus pensamientos y desarmarlo por completo, su perfección le estaba resultando de lo más irritante.

De acuerdo, ahora comprendía a los ancianos, que no estaban tan deschavetados después de todo…

"Son de carácter serio, aunque amable. Son responsables, leales y honrados, ante todo. Ellos piensan que nosotros somos una raza inferior. Él es diferente y no precisamente en un buen sentido, no lo olvides. Debes mantenerte alerta, ya que, a pesar de ser inmortales pueden morir si sufren de algún percance, como de una estocada en el lugar correcto…"

"Apuesto a que él me matará sin mancharse y antes de que pueda cruzar palabra alguna… qué deprimente… pero ya que estoy aquí---"

Soltó la daga y dejó sus manos inertes a los costados. Se comprometió a volver ese mismo día---noche, en fin... lo mejor era soltarlo y ya, ¿cierto? las introducciones eran innecesarias, Peter sabía perfectamente quién estaba frente a él y dudaba que el contrario se interesara en alguien tan insignificante como en el mensajero. Lo rechazaría y listo... ughh no por favor...

-El viejo--- q-quiero decir… mi señor solicita de sus servicios, se encuentra muy grave y sólo usted puede salvarlo… -

Se sentía tan estúpido, mas trató de explicarle su situación en un tono firme, tan firme como sus nervios le permitían, mierda… si al anciano se le ocurría morir en esos momentos, el joven juraba regresar con el único fin de matar al occiso.

El miedo en la mirada del muchacho podía incluso ser palpada con los dedos, era como ver a un pequeño cervatillo a punto de ser devorado por el más fiero de los depredadores, y no era para menos, el aparente mensajero le conocía o al menos conocía todas esas leyendas que poco a poco se habían encargado de engrosar los humanos, mitos y farsas que lejos de incomodarle le hacían un indirecto bien pues al ser temido no era molestado.

Pero de igual modo un gran porcentaje de ellos eran verdad, como el que en sus manos estaba el poder de salvar la vida de un simple humano, otros elfos se negarían a dar el secreto que a ellos los mantenía eternos hasta el fin de los tiempos, pero para Michael, por una buena suma de oro o una buena recompensa, ¿Por qué no iba a hacerlo? Él no le debía nada a los de su especie, era un repudiado, así que incluso haciendo ese ‘’pequeño gesto’’ los molestaba.

Sin duda gratificante.
Lentamente caminó hacía el muchacho, notó como la daga que sostenía su temblorosa mano cayó al suelo, haciendo un suave ruido sordo, inevitablemente esbozó una media sonrisa instantánea ante aquel gesto.

-¿Y qué me dará tu señor a cambio de que le salve la vida?- cuestionó de un modo tan directo como el que había tenido el chiquillo.
Porque no era más que un chiquillo ante los ojos del elfo, ¿Qué edad podría tener? Ni si quiera debía de haber llegado a las dos décadas de vida y allí estaba, en mitad de un bosque tan oscuro y tenebroso, con su pequeña daga, pensando que quizás esta podría salvarle de los desconocido.

Cuando le quedaba por aprender si es que llegaba vivo a los veinte años. Comenzó a pasearse lento alrededor del muchacho, estudiándolo detenidamente, observando como su mirada hacía mella en el muchacho que solo parecía ser capaz de mirar al suelo.

"No me gusta que las personas se muevan hacia mí…"

-¿Y qué me dará tu señor a cambio de que le salve la vida?-

"¿Qué? Momento--- sigo con vida, no se burló, ni se negó--- es decir que--- ¿aceptará..? pero--- ahh claro, el precio, pequeño e insignificante detalle."

Buena pregunta… muuuy buena, en otras palabras, lo que quiso decir fue algo como… ¿Qué puedes ofrecerle a alguien que lo tiene prácticamente todo por salvar la vida de un anciano? nada, absolutamente nada, y si lo había daba por hecho que sería imposible de conseguir, como la cinta que aprisionaba al monstruo de Fenrir, formada del soplo de un pez y demás rarezas--- en fin… ¿estaba en posición de negociar?, pff desde luego que no, lo enviaron al matadero sabiendo de antemano que no lo lograría, esos malditos bastardos, que imbécil eres Peter… te botaron y sin un caballo… seguro ahora huyen los pérfidos…

"Porqué nunca pienso en las consecuencias, mhmm después de todo no tenía muchas opciones… habría sido lo mismo, más dramático, violento y cruel pero--- el mismo fin."

Le punzaba aquella duda como una espina en el cráneo, ¿qué podrían darle a cambio? humanos y elfos no se regían por las mismas normas, ¿y por los mismos deseos..? lo dudaba mucho…
 
-Lo que cualquier otro humano es capaz de ofrecerle supongo… oro, joyas, mujeres…?-

"Porqué lo dije…??? ughh! sólo faltaba preguntar si se le ofrecía la sangre de alguien virgen…"

Se mordió el labio en gesto pensativo, no se atrevía a mirarle, seguro perdería el hilo de sus pensamientos que ya bastante trabajo le costaba carburar.
El que lo escudriñase como si Peter fuese carroña y Michael un cuervo al acecho, lo inquietaba al punto en que las taquicardias tronarían su torso, al menos así su espíritu escaparía cual cobarde, y con el viento helado que lastimaba sus costillas seguro lo conseguiría.  

"Si no para de mirarme, yo--- nngh… esto es tan patético y… raro, muuuy extraño, no le hace falta amenazarme con un arma, con observarme me ha acorralado como a un conejo, un conejo deslumbrado por--- sus ojos negros--- ¿eran negros en verdad…? debería cerciorarme, sólo un vistazo… que no puedo dar porque está justo detrás de mí… "

P.D.:

Así que el precio a pagar sería lo que cualquier humano pudiese darle, eso sin duda era un intercambio llamativo, pues los humanos, ajenos realmente al poder que tenía entre sus manos, al igual que las posibilidades de pago, no eran consciente de lo que otros seres eran capaces de ver más allá.
Continuó observándole detalladamente, pero no solo veía su menudo cuerpo, que para ser un supuesto guerrero era ridículo, sino que la claridad de su personalidad le hacía ser de cristal y el ver tras él no era demasiado complicado para alguien con la suficiente experiencia.

El silencio apenas era roto por los tenebrosos pero naturales sonidos del bosque, la sentencia estaba dada y estaba seguro que terminaría cediendo a su favor, a pesar de que no aparentaban arriesgar demasiado.
Por eso mismo sabía que estarían a su favor, habían mandado a un ridículo chiquillo que se pensaba guerrero, o fiel siervo de su sueño. Lo habían mandado directo al infierno, o quizás a algo bastante cercano.

-Hm.- un leve sonido de sus labios rompió la tensión que se había creado unilateralmente, dando a comprender al joven oyente de que su decisión estaba tomada.- Una vida por otra vida.- su tono de voz era oscuro pero a la vez que suave, no parecía molesto, y realmente no lo estaba, al menos no ya, pues frente a él tenía un pequeño premio que necesitaba con urgencia.

-Me quedaré con tu vida a cambio de la de tu señor.- finalmente anuncio, alejándose del manojo de nervios y miedo que era el contrario. –No debes de ser una gran pérdida para ellos si te enviaron solo y con una mísera daga de hierro. –

Tras quedar de espaldas a él decidió girarse, enfrentándolo cara a cara, o mejor dicho, obligándole a enfrentarse cara a casa con quien parecía ser el verdugo que iba a acabar con su vida.
Al menos la vida que hasta el momento conocía.

Maltrataba su labio inferior y jugaba con los hilos de sus ropas enredándolos entre sus falanges, esperaba ansioso por que toda aquella tortura silenciosa terminase. Mientras tanto, su mirada vagaba de aquí a allá, de las desmesuradas raíces de los árboles a la orilla del lago, y de vez en cuando era traicionado por su curiosidad, obligándole a perderse en detalles del elfo, como la manera en que caminaba, la postura que lo definía, sus largas manos, pero no más allá, pues procuraba no encontrarse con aquellos ojos… 

"¿Le molestaría a su alteza decidir de una vez..? Ngh me duelen las costillas…" 

- Una vida por otra vida.-

"Hm. Ya veo, no podía ser tan sencillo. Como sea, ese ya no es asunto mío, puede escoger a quién quiera. Por poco creí que no habría arreglo alguno---"

-Me quedaré con tu vida a cambio de la de tu señor.-

"¿QUÉ?"

–No debes de ser una gran pérdida para ellos si te enviaron solo y con una mísera daga de hierro. –

No conseguía entender el resto de sus palabras, "Me quedaré con tu vida" era lo único que resonaba en sus tímpanos una y otra vez, tanto que por un momento creyó que su esencia abandonaría su cuerpo a causa del pánico, digerir la noticia le arrebató el escaso color que su expresión conservaba.

"No puede ser… estaba bien… mentira, nunca he estado bien, pero ahora definitivamente todo se va a desmoronar"

La mirada ajena lo descolocó nuevamente, lo odiaba, deseaba tener el valor de coger el estilete para rasgar esa piel tan perfecta, una lástima que sus reflejos fuesen más lentos de lo normal, sus piernas no le respondían, incluso respirar el viento helado era doloroso, el miedo, el frío y el agotamiento lo habían paralizado.

"No tiene sentido. No le sirvo de nada. ¿P-porqué yo?"

-N-no lo entiendo… - Su voz sonaba demasiado rara, incluso para el muchacho, por ello se relamió los labios y aclaró su garganta.

"Calma. Respira. Debes ser prudente"

"NO PUEDO. ME ASESINARÁ. Mph como detesto ser prudente…"  

-Espere ¿le quedó claro que puede tener a quién usted desee? puedo asegurarle que encontrará a alguien más valioso que yo, n-no me diga que será suficiente con ejecutarme aquí… es---es absurdo-

Frotó sus ojos colérico y se alejó un par de pasos, era inútil, nunca pasó por su mente, ya lo habían vendido al mejor postor...

Fue divertido ver como el miedo cruzaba y desfiguraba el rostro del muchacho, él era consciente de que sus palabras podían haber sido tomadas en un sentido del que carecía, y posiblemente era parte de su pequeño ‘’juego’’ que se tomasen de ese modo.
Ante su petición desesperada simplemente parpadeó, sin apenas inmutarse ni lo más mínimo por las palabras ajena.

El pequeño guerrero era pura expresión, puro sentimientos que se desbordaban de una forma incontrolable, ¿Sería consciente el susodicho de ello? Posiblemente no, pues la naturalidad de sus actos hablaba por si solo.
Finalmente decidió hacer un gesto, arqueó una ceja y acortó la distancia entre ambos, una distancia de apariencia abismal pero que realmente no llegaba a un metro y medio.

Sus largos dedos se apoyaron en las sonrojadas mejillas del muchacho y paseó estos por su piel, deleitándose del suave calor que desprendía. Su corazón debía de palpitar con fuerza por el miedo de ver su vida terminar.

Para su suerte, su vida no iba a terminar literalmente.

-Nadie ha dicho que vaya a matarte- dijo, ‘’al menos no ahora’’ pensó para si mismo, rompiendo el contacto físico con el chico, para darle la distancia abismal que inicialmente les estuvo separando.
Podía sentir la calidez de su piel entre los dedos y esa sensación le agrado. Casi había olvidado el contacto con otras criaturas pensantes como él, posiblemente algo más rudas que los elfos, pero a fin de cuentas pensantes y con una inteligente presumible.

-Serás mi nuevo siervo, necesito un ser con inteligencia media que acate las órdenes en cuanto las oiga, y tú pareces ser lo suficientemente prudente como para no poder en duda ninguna de mis palabras. – terminó por añadir tras dejar de mirarse la mano, volviendo a girarse para verse de frente con el joven muchacho.

Decidió esbozar una sutil sonrisa, tan sutil que podría ponerse en duda su existencia, la única diferencia fue que su expresión dura y seria se relajó levemente.

Por mucho que luchaba por controlarse, su sistema de defensa lo delataba exponiendo por completo su triste fragilidad, lo detestaba, odiaba sentir cómo las paredes que aprisionaban su corazón se agrietaban a causa de los intensos latidos, mientras que él… se mantenía en pie de milagro y sin lograr reaccionar, como un animal asustado, patético en verdad…

"No me atrevo a verlo y él no dice nada, nada, tal vez... ¿lo estará considerando…? ¡no!, no es verdad--- m-me asesinará aquí y quién sabe que hará con mis restos---"

-!!!-

Antes de que su vista se nublara ante la desesperación que lo doblegaba segundo a segundo, el alboroto en su cabeza se había esfumado en un pestañeo por un acto tan sencillo como aquél, cerró los ojos con fuerza, lo tocaba y no sólo eso... lo acariciaba, tardó en comprenderlo, vaya… seguramente porque si se hubiese tratado de alguien más habría reaccionado de manera violenta.

"Ah..?!"

Y con la misma rapidez, su confusión pasó de ser un murmullo a un desenfreno total.

"¿Quiere saber qué tan fácil será atravesar mi piel..? Ngh, joder… n-no me puedo mover, mis manos se han engarrotado, y mi voz se ha perdido en--- en--- mphh--- porqué no para de tocarme… no me molesta pero--- me aterra que---"

-Nadie ha dicho que vaya a matarte-

"¿Qué?"

Abrió los ojos y suspiró de manera pesada, esperando a que el viento helado le devolviera algo de cordura.

"Entonces de qué otro modo se supone que debía descifrar sus palabras?! en una situación tan extraña… a mitad de la nada y con el mismísimo demonio… me reventará la cabeza"

-Serás mi nuevo siervo, necesito un ser con inteligencia media que acate las órdenes en cuanto las oiga, y tú pareces ser lo suficientemente prudente como para no poner en duda ninguna de mis palabras. –

"Nuevo… mph no me gusta cómo suena… y si hago algo indebido o se aburre… me matará, así debo interpretarlo, ¿verdad? se podría decir que tengo los días contados o algo parecido… y sigo sin entender porque no busca a alguien más… esas características las posee cualquier vasallo… pero claro, tiene el poder para decir: quiero que tú seas el infeliz al que destruiré poco a poco"

Los nudos en su garganta no le permitían hablar, se devanaba los sesos estudiando cada una de las palabras ajenas, pff ya bastante era mostrar su cara con esa expresión que tanto lo avergonzaba como para que también se le quebrase la voz. Al final, decidió que 'en agradecimiento' cerraría el acto como acostumbraban los suyos; aún temblando se acercó para tomar la mano derecha del elfo entre las suyas, y en seguida se inclinó para lamer el interior de su palma, su pecho se llenó de nudos nuevamente con el simple hecho de rozar su piel con su lengua, no era esa peculiar sensación que se manifestaba cada vez que era amenazado, sino extraño, mas no desagradable como en otras ocasiones.

-Debió escucharme- murmuró al separarse, quitándose el cabello de la cara para mirarlo de reojo -Sólo espero que al amanecer no cambie de opinión y me arroje al acantilado- terminó expresando en un tono tan firme como le era posible, malditos nervios.

Y finalmente el mensaje accedió a su orden, tampoco es que tuviese demasiadas opciones, era someterse a él y volver para salvar a su antiguo rey o morir a manos de los vasallos del rey, eso si lograba salir con vida del bosque. Una media sonrisa de satisfacción se dibujó en sus labios tras ver como se cerraba el pacto, con unos gestos un tanto cavernarios para el elfo, pero ya se encargaría de enseñarle modales a ese simple humano pseudo guerrero.

Cuando este se separó volvió a guardar su mano dentro de la túnica, girando su cabeza hacía la dirección de la cual provenía el muchacho.

-Si te comportas como es debido no acabaras en ningún acantilado.- fue su única respuesta antes de comenzar a caminar. No debía de darle ninguna orden, al menos no verbal, su propio lenguaje corporal ya le había ordenado hacía donde se dirigían. La noche no iba a ser eterna, ni las horas de vida del viejo humano al que debía de dar una segunda oportunidad, como si el elfo se tratase de una especie de dios misericordioso. Pobres ilusos, lo único que Michael conseguiría sería prorrogar su fallecimiento un par de años, quizás dos o tres como máximo, cosa que los humanos sentían como una eternidad cuando se les mencionaba, pero que en la realidad era un tiempo ridículamente corto, aunque era irónico el mencionar eso siendo él miso un ser casi eterno.

Con cuidado fue apartando las pequeñas ramas de su camino, mientras caminaban un par de animales nocturnos decidieron acompañarle, una lechuza seguía sus pasos desde las ramas más altas y un par de zorros correteaban a su alrededor con más intenciones de pasar un rato divertido que de escoltarlos hasta la salida del bosque. Echo la mirada atrás y al ver al muchacho seguirle se preguntó cuan nuevo debía de ser para él que las alimañas y animales del bosque se acercasen a él como si se tratasen de simples mascotas, aquel jovencito tenía mucho que aprender y parecía ser que debería de aprenderlo a la fuerza.

El amanecer ya estaba rayando el horizonte cuando llegaron a la salida del oscuro bosque, frente a ellos se presentó un largo camino que parecía no tener fin y que hacía poner en duda de si llevaba o no al lugar donde quería ir. Pero Michael tenía un buen sentido de la orientación, mas aun así se giró para mirar a su nuevo vasallo.

-Llévame por el camino más corto, el tiempo no juega a favor de tu antiguo rey.- exclamó tranquilo.

"Y qué será para usted 'comportarse como es debido'… "

Parpadeó y frunció el ceño al ver que se alejaba sin decir una palabra; algo con lo que no contó el elfo era que la esencia de Peter se caracterizaba por ser... de lo más indeciso, inexperto para interpretar incluso los detalles más evidentes, y distraído, llegaba a divagar en especulaciones absurdas, comenzando por algo como: ¿Se supone que debía seguirlo o lo dejaría ahí para probar que tan listo era?, corrección para probar qué tan digno sería de convertirse en su esclavo, y que tal si… sobrevivía a mitad del bosque negro ¿habría pasado la primer prueba?

Bueeeno ¡todo era posible en esa mentecita! además, aún no sabía del todo en manos de quién estaba, y hablando de manos… miró de reojo el estilete, llevarlo o no, llevarlo o no, llevarlo o no, ughhhhh, no, para qué, sólo le recordaría la lección del día de hoy: No puedes confiar en nadie.

"Peter, te dejan atrás"

Mmmph la idea de caminar tras él cual borreguito que sigue a su dueño no le agradaba en absoluto, ¿así sería siempre? seguirlo como un polluelo, jah… adaptarse a él no sería nada fácil; maldita ceguera nocturna, aún chocando con algunas ramas apresuró el paso hasta alcanzar a su nuevo amo.

"¡¿Está demente?! quiere avanzar hasta--- momento hacia dónde me lleva, nghh… claro, como él no es un simple mortal que ha caminado todo el día, sin--- ugh no…"

Su estómago lo iba a delatar, sí, sus entrañas se retorcían implorando por algo qué comer; joder… algo más para hacer de ese trayecto un lapso insoportable, un laaargo e irritante recorrido acompañado de---zorros, ¿zorros?, momento--- después de todo ¿había fauna inofensiva en este bosque?, animales que no dieron señales de vida cuando el chico cruzó esa parte de la floresta, y ahora esas pequeñas bolas de pelo que brotaron de la nada, retozaban despreocupadamente en torno a su señor, "¿porqué?", se mordió el labio para que la pregunta no escapara de sus labios, ya que un murmullo le aconsejó no perturbar el lúgubre silencio que seguro prefería el elfo.

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Por fin se detuvo y el más joven no dudó en recargarse cerca de un árbol, deslizándose hasta caer sobre la hierba para abrazar sus rodillas; no recordaba la última vez que había deambulado por tanto tiempo, le dolían las piernas y se estremecía a causa del viento matinal que se enroscaba entre sus huesos.   

-Llévame por el camino más corto, el tiempo no juega a favor de tu antiguo rey.-

-No hay un atajo, a mí me tomó todo el día llegar hasta usted atravesando ese camino- señaló dicho sendero y entrelazó sus dedos antes de escrutar el mapa en su cabeza una y otra vez.

"Parece que el viejo no tendrá mucha suerte después de todo..."

-Mh… espere, hay un camino 'La Ciénega de los Lamentos'- masajeó sus sienes con la base de sus palmas, le asqueaban las mañanas.

Se rumoreaba que ningún humano cruzaba y vivía para contarlo, la ciénaga era un cementerio que aprisionaba a cualquiera que tuviese el atrevimiento de profanar aquél paraje, los visitantes eran atraídos por extraños espejismos que se manifestaban a lo largo del sendero, y una vez que llegaban al borde del pantano, los cadáveres emergían con el único fin de arrastrar a los desventurados hasta el fondo.

-¿Qué le parece?- tomando en cuenta que el elfo oscuro se paseaba por el bosque sin problemas, la ciénaga no sería inconveniente alguno -Sencillo, ¿verdad?-

Estiró sus brazos para aminorar la tensión en sus vertebras y se incorporó para ubicar la senda que los conduciría.

-Es por ahí *apuntó hacia la derecha* de esa manera no tendremos que rodear el terreno, el problema es que no sabría conducirlo a través *hace una mueca* no lograré ver nada-

La piel del muchacho se erizaba, tanto que ansiaba arañarse la cara y los brazos para extraer la cólera que lo incomodaba, ¿a caso el elfo no comprendía la gravedad de la situación?.

"¿Desea un esclavo con tal desesperación?"

Antes de que los frutos se reventaran entre sus dedos, relajó el agarre y se los guardó en el bolsillo, creyó que si los comía no le ayudarían en nada, eso y el aire que respiraba le proporcionaban prácticamente la misma energía, además, con la bilis que recorría su boca, el sabor sería tan amargo que terminaría devolviendo el contenido.

-Entonces continuemos… -

Al digerir la orden, se enderezó a regañadientes y sacudió la escarcha de sus ropas. Prefirió adelantarse un poco esperando a que el calor de los primeros rayos remediara el dolor de sus costillas, bieeen, al menos sus temblores mermaban y en gran parte se debía a que ya no se sentía tan nervioso alrededor de Michael, eso o el cansancio terminó por ahogar su ansiedad en el trayecto; mas aún lo incomodaba en ocasiones, sobre todo al percibir cómo lo escrutaba cada vez que lo checaba, pero en fin--- pensándolo bien, su nuevo maestro podría ser comparado con casi cualquier otra persona que se sentía con el derecho de tratar al muchacho como una alimaña, no, mentira, sólo había pasado media noche a su lado como para sacar conclusiones tan apresuradas, pero podría haber formado algunos detalles en sus conjeturas, por ejemplo; el elfo se había mostrado mucho más pacífico que el resto de sus superiores, mhmmm ¿cuánto tardaría en perder su entereza?.

-¿Qué sucedió con su último sirviente?-

No deseaba escuchar más los ruidos de sus intestinos al caminar cuesta arriba, tenía cientos de preguntas antes de parar en el río más cercano, y alguien que había permanecido tan aislado no se negaría a una "pequeña conversación"… ¿verdad?

Peter no tardó en ponerse frente al elfo, indicando el camino a seguir, el amanecer comenzaba a rallar el horizonte frente a ellos y sus rayos daban un respiro al frío nocturno que comenzaba a desaparecer. Parecía ser que el camino seria largo y silencioso, Michael tampoco tenía nada de que conversar con su nuevo siervo y este parecía demasiado molesto con su nuevo maestro como para no morir de una úlcera por el odio o la rabia.

Fuese lo que fuese al elfo en esos momentos realmente le daba igual, su única misión ahora era llegar donde el antiguo maestro, o amo, de aquel muchacho y salvarle la vida por unos años más.
Cuando llegaron al rio el muchacho pareció decidir darse un descanso, para Michael el camino parecía más corto de lo que esperaba, eso o su percepción del tiempo y el espacio era diferente.

La pregunta sobre su último sirviente le sorprendió, ¿Qué clase de pregunta era esa? Posiblemente el joven querría saber que pasó para saber que le deparara. Michael alzó las cejas un segundo antes de responder a la pregunta.

-Murió. – dijo con simpleza, como si realmente no le importase lo ocurrido.- Han pasado más de 100 años desde entonces, y los humanos no vivís tanto.- continuó relatando haciendo pausas tan dramáticas que posiblemente Peter moriría de un ataque al corazón por cada vez que el elfo abría la boca.

-Si tu duda es si lo maté, la respuesta es no, lo mató el tiempo, ya dije que los humanos no sois tan eternos como los elfos.- Michael decidió acercarse a la orilla del río, observando atentamente el reflejo turbio que le devolvía el agua. –Fue un buen siervo, también era guerrero como tú, pero a diferencia de ti, él decidió seguirme de forma voluntaria después de que lo salvase de una jauría de lobos que intentaban darle caza.-

Apartó su vista del reflejo que le daba el agua y suspiró pesadamente, el recordar a su viejo compañero debía de admitir que un deje de melancolía se coló dentro de él, a pesar del tiempo aun le recordaba perfectamente.

-Tenemos que seguir.- terminó por decir tras unos minutos en silencio.

Podría soportar más tiempo sin probar alimento, pero sin agua, no aguantaría ni quince minutos más caminando, y menos con tremenda jaqueca que perforaba su cráneo de sien a sien.

Sin pensarlo dos veces se arrodilló ante el arroyo, el agua cristalina era tan helada como imaginó, aún cuando sus dedos se entumecían no paró de beber, eso hasta que escuchó la voz de su maestro, en su característico tono reservado y marcado con la misma indiferencia de hace medio día, desde luego… cómo no hacerlo si sólo se trataba de la muerte de alguno de sus desventurados esclavos.

"Mph y lo dice tan tranquilo..."   

En la mente del chico, la interpretación de aquellas palabras y silencios fue algo así… "Murió, pero que más da, de cualquier modo la estancia de ustedes los humanos es efímera en este mundo, practicamente imperceptible---".

-Si tu duda es si lo maté, la respuesta es no, lo mató el tiempo, ya dije que los humanos no sois tan eternos como los elfos.-

Le miró de reojo intrigado y con varias preguntas que emergían mientras procuraba volver su mirada a la corriente. Al menos… había confirmado que no era un ser violento, o eso prefería creer…

-Fue un buen siervo, también era guerrero como tú, pero a diferencia de ti, él decidió seguirme de forma voluntaria después de que lo salvase de una jauría de lobos que intentaban darle caza.-

"¿Qué? No puede ser verdad… entonces la leyenda en torno a él--- nonononono, seguramente está mintiendo, porqué me diría la verdad…"

Había perdido la cuenta de cuantos suspiros, taquicardias y demás anomalías le había causado Michael a lo largo de tan sólo 12 horas aproximadamente, tal vez con algo de suerte el agua le arrebataría algunos de los males que llevaba cargando desde su entrada al bosque, y en caso de que no… indudablemente le serviría para quitarse de encima la somnolencia que se acumulaba en sus párpados.

Secó su cara con la tela de sus mangas y se levantó ante la petición del elfo.

-Y... ¿porqué lo salvó?-

Preguntó en cuanto comenzó a guiarlo de nuevo por el sendero.

"Peter, cierra la boca" Se mordió la lengua porque no debió dejar que su curiosidad se manifestara en voz alta en tan poco tiempo.

-Disculpe, no es asunto mío, pero--- -

"Nooo Peter, no es e tu incumbencia"

-Es difícil de imaginar con todo lo que se rumorea en torno a usted--- -

Cubría su mano derecha, jalando la tela de sus muñecas con los dientes hasta cubrir sus nudillos.  

-En verdad--- colecciona los corazones de mujeres jóvenes y bebe su sangre para preservar su vida..?--- En cuanto a los guerreros, los descuartiza, devora sus ojos y demás órganos que le sean útiles hasta extraer sus cualidades..? -

"No podías guardártelo, ¡¿verdad?! tenías que hablar sin pensar…"

"¡No he dormido! ¿cómo carajo se supone que debía seguir? Además--- ngh… mierda… no me atrevo a verlo a la cara. En primer lugar… no tendría porque haberse ofendido, pero--- momento, ¿porqué debería importarme una falta tan estúpida? me han golpeado antes y sinceramente a estas alturas me importa un bledo que me degolle aquí mismo, ¡al contrario! me estaría haciendo un favor."

"Pff le estoy dando demasiada importancia a cómo reacciona y no consigo entender porqué… "

Quizás debió prestar más atención al camino, lástima que sus pensamientos lo abstraían al punto en que… aquella raíz que sobresalía de la tierra, lo haría tropezar en un par de segundos…

"!!!"

Por suerte logró meter las manos para no dañarse la cara.

"Insisto, me haría un gran favor si me liquidara en este momento"

No hace falta idear cómo se sentía el muchacho en esos momentos, su expresión reflejaba que tan avergonzado y molesto consigo mismo se hallaba.

Una vez más se puso de pie, sacudió sus ropas para librarse de la tierra, sus manos punzaban, al parecer las pequeñas piedras eran más puntiagudas de lo que lucían, de cualquier modo, continuó caminando en silencio, como si nada hubiese ocurrido.