C'est la manie {Michael}

PREVIAMENTE:

Si antes sólo era un cosquilleo, en este punto se le reventaría la muñeca y de ahí la adrenalina se detonaría recorriendo el maldito enlace que alcanzaría su interior hasta quebrarlo; era justo como al principio, la misma sensación, cada vez que lo contemplaba de lejos emergían hermosos brotes en sus bronquios y segundos después, se tornaba doloroso por las espinas que se encajaban en su piel hasta asfixiarlo.

"¿Por qué me tomaría de la mano?"

Le pareció de lo más gentil, no habría otro modo de describirlo por más extraño que sonara para el muchacho, nunca lo había experimentado y probablemente ahora personificaba a un niño--- ugh no, ¿o sí? es que--- tenía las manos más lindas que jamás había visto, tersas, con sus largos y finos dedos, detalladas con sutiles líneas violáceas que se dibujaban en sus muñecas, sin duda sería un verdadero placer morir estrangulado por ellas.

"¿Y si pretendemos que quieres pasar un poco más de tiempo así--- podríamos dar otra vuelta? No diré nada, lo prometo."

Apretó los labios en cuanto lo soltó, seguramente ese escalofrío permanecería el resto de la tarde atrapado en sus muñecas, ni hablar, y abrazar su estómago en un intento de calmar las emociones que ahí se desbocaban no ayudaría en mucho, pero era lo menos que podía hacer. Finalmente reaccionó y entró tras su anfitrión.

*******

-…- Alzó las cejas extañado---bueno ni tanto, porque seguramente su apartamento estaba tan revuelto como el de Michael a esta hora o peor.

Aún no lograba ver su habitación; al pasar tuvo cuidado de no pisar o tropezar con libros, bolas de papel, facturas, borradores y demás cosas como--- ¿tinta..? mhmm  posiblemente, un cenicero que poseía un pequeño montículo de al menos lo equivalente a un par y medio de cajetillas, tazas de cerámica que imprimían aros en color café sobre hojas sueltas, el ordenador portátil conectado al cargador que serpenteaba en gran parte de la sala. Vaya, era cierto, el trabajo lo estaba absorbiendo.

Peter dejó su chaqueta en el respaldo de uno de los asientos e hizo espacio en el sofá para sentarse un momento, rompería de una vez el silencio incómodo que inundaba la sala.

-¿Seguro que sólo es mover los muebles…? Mejor, aprovecha de una vez que estoy aquí para ayudarte.-

Spoiler:

¿En que momento se creó esa tensión entre ambos? ¿Fue el agarre de sus manos? Michael no estaba seguro, pero de igual modo no se arrepintió de sus actos. Una vez dentro de su coqueto departamento desordenado se desprendió de la chaqueta y la dejó sobre la de Peter mientras observaba como el muchacho se hacía un hueco entre todas esas cosas que se habían terminado apilando en el sofá.

No sabía cuándo habían llegado todos esos papeles y libros ahí, pero la cuestión era que allí estaban y resultaban realmente una molestia, ya no para la vista, sino incluso para el convivir allí.
Pesadamente resopló, dejándose caer en el respaldo de su sillón favorito, el contrario tenía razón, quizás no solo debería de mover los muebles, sino limpiar todo aquel desorden, porque estaba seguro de que si un ladrón entraba a su casa se iría con las manos vacías pues pensaría que un compañero de profesión ya pasó por allí.

-Espero que tu recompensa por este nuevo trabajo no sea mayor- terminó por decir mientras esbozaba una leve sonrisa, completamente dedicaba al muchacho de cabellos teñidos.
Tendrían que hacerlo, no había más opción, incluso si tenía suerte aparecerían esos papeles que días atrás extravió entre tanto desorden.

-Iré a por unas bolsas y esas cosas- y tras recoger las chaquetas y dejarlas en un lugar más seguro se dispuso a ir por todos esos utensilios que los conformistas de hoy día usaban para la limpieza.
Una suerte que alguien inventase la escoba con un palo tan largo, y la fregona, pues el tener que limpiar el suelo de rodillas era lo menos tentador del mundo, era preferible una muerte lenta a eso.

No tardó demasiado en volver, con las manos llenas de todas esas cosas que supuestamente les servirían para limpiar.

-Primero ordenemos esos papeles… quizás entre ellos aparezca el borrador que necesito – admitió con un tono leve, bien que Peter no es que fuese a echarle la bronca cual madre molesta ante el desorden de su hijo independizado, pero estaba seguro de que le había sorprendido que incluso alguien tan hierático como Michael tenía esa faceta despistada y desordenada que muchos poseían, solo que él, sabía bien como esconderla.

Spoiler:

-Espero que tu recompensa por este nuevo trabajo no sea mayor-

-Qué abusivo, hubiese corrido cual cobarde directamente a tu habitación, pero no, aquí me tienes, cumpliendo a mi palabra- Sonrió moviendo la cabeza negativamente, como simulando no estar muy convencido después de ver el embrollo en que se había metido. -Bueno tu dirás si la merezco, o no- Se encogió de hombros mirando por dónde era oportuno comenzar.

-Iré a por unas bolsas y esas cosas-

Asintió y comenzó a archivar papeles sobre la mesa de centro, separando facturas de posibles borradores, impresos, libros… un momento… aquél se parecía bastante al de cierto niño perverso, mhmmmm ¡era el mismo! el libro de Firkle que tenía esas manchas de vino ocasionadas por Peter, algo que probablemente se lo recordaría inclusive en sus últimos días, aún podía escuchar su vocecilla atormentándolo a la distancia: "En mi vida vuelvo a prestarte uno de mis libros, Peter. Sólo mira lo que haz hecho, ¡mira!". ¡Heyy... fue un accidente!, si su madre no hubiese irrumpido con sus juegos infantiles de asustarlo por detrás picándole las cotillas, nada de esto hubiese ocurrido, y como reprimenda, su estado inconsciente le obligaba a darse de pequeños golpes en la frente con uno de los anchos bordes del libro "Qué torpe, de veras…".

En cuanto notó la silueta del mayor dejó el libro a un lado para mirarle algo pasmado, nunca había visto esa faceta de Michael, ¿o si? no, es decir--- sabía que procuraba mantener orden en su entorno y obvio que el hacía todo el trabajo, empero verlo limpiar era otro cuento totalmente distinto, y cargando con tantos utensilios le parecía de lo más curioso.

- Primero ordenemos esos papeles… quizás entre ellos aparezca el borrador que necesito –

-Bien… *aclaró su garganta* apilaré todo 'esto' *señaló con ambas manos la maraña de papeles* y tú decides qué sirve y qué botamos a la basura. Mhmm--- ¿algunas señas particulares de tu manuscrito..?-

Veía uno y otro, se detenía a hojear un poco, mejor--- mmm no, lo mejor era no leer, se haría más lento el proceso si su curiosidad se fugaba de la mazmorra.
Con escudriñar la caligrafía de Michael podía imaginar a la madre de su amigo comprando cada número de la revista y embarrándolos en la cara de los demás engreídamente, pff… y qué progenitor no lo haría…

-Por cierto, ¿cada cuando te visitan tus padres?- preguntó de manera casual.

"¿Y si son de los que hacen sus dichosas 'inspecciones sorpresivas'? No, de niguna manera--- pfff lo dudo mucho… pero que tal si de la nada--- shhhh nonononno."

Spoiler:

La ayuda de Peter era más de lo que se pensaba, el tener dos manos más amontonando previamente los documentos y demás libros hacía el trabajo mucho más rápido sin duda alguna. Comenzó arrojando a la basura todas esas facturas pagadas, montones de papeles inservibles ya, que solo recordaban como su escaso dinero se había ido pagándolos.
El siguiente montón, y el cual parecía no dejar de crecer era el de los documentos.

-El documento que necesito debe de tener anotaciones en los márgenes- respondió tras revisar un viejo poema que casi había olvidado haber escrito. Lo cierto es que su aclaración tampoco era de demasiada ayuda pues se percató de que muchos escritos tenían anotaciones en los márgenes e incluso pequeños dibujos y bocetos de ideas abstractas a las que anhelaba dar forma.
Suspiró pesadamente tras revisar el décimo documento, dándose por vencido, no iba a encontrarlo, al menos no hoy, de no ser que se mantuviese toda la noche en vela revisando todos aquellos documentos.

Hastiado por aquello agarró la pila de escritos y con cuidado los dejó sobre una pequeña mesa posicionada en la esquina más alejada de ellos. Tras su vuelta un folio solitario llamó su atención, parecía ser que Peter lo pasó por algo, pero Michael no. Con cuidado lo sacó de su tumba de papel y lo observó a la claridad, era un dibujo, un pequeño boceto rápido en media cuartilla de folio, y justo, como si fuese cosa del destino, quien estaba dibujado era el muchacho que andaba ayudándole con todo aquel basurero de papel.

-Mírate, había olvidado que hice este retrato tuyo. – comentó tendiéndole el dibujo al retratado para continuar explorando en los nuevos montones, donde las facturas parecían no acabarse jamás, y los escritos de su puño y letra multiplicarse como insectos.
Lo cierto es que el retrato, a pesar de ser finas líneas de apariencia casual, unidas entre sí provocaban una sensación de viveza, formaban el carácter de Peter en apenas unas manchas y eso sin duda era tétrico a la par que maravilloso.

Cuando creyó que todas las facturas estaban al fin dentro de la bolsa y los escritos en su nuevo rincón desastre se incorporó un poco, haciendo crujir sus largos brazos que alzó sobre la cabeza. De reojo vio el retrato una vez más y no evitó dibujar leve en sus labios.

-Puedes quedártelo si gustas, aquí acabara perdido y olvidado. – aseguro antes de agacharse de nuevo para precintar la bolsa.

-El documento que necesito debe de tener anotaciones en los márgenes-

Características como aquellas no eran suficientes, después de checar varios borradores escritos en tinta y grafito de manera exhaustiva, cerca de un 80% correspondían a esa descripción. Y no pudo haberse traspapelado de las curiosas manos del más joven.

-¿Algo más…?-

Uno de los manuscritos participantes debía tener al menos una portada que indicara en letras mayúsculas marcadas en rojo una nota como las de Quentin Tarantino: "MANUSCRITO INÉDITO Escrito por Michael xxxxxxxx // P.D. Tu gato está muerto."

"Pff… pequeño iluso, abre bien los malditos ojos, debe haber algo que distinga el manuscrito… un detalllito…"

Por otro lado, si se detenía a buscar entre panfleto y panfleto les amanecería… así que opto por seguir apilando montones de hojas…

"Dios… se reproducen como los gremlins, a no--- esos son los niños"

-Mírate, había olvidado que hice este retrato tuyo. –

-¿Retrato…?- tomó el pedazo de papel muy intrigado.

Michael estaba lleno de sorpresas. Cantaba, escribía, dibujaba, aparecía de la nada cual homicida de elite, ¿actuaba? pfff claro, ¿bailaba…? ahhh eso no lo sabía aún… pero seguramente entraba entre sus talentos. Que tal si bailaba tango como Francis de "Tom à la ferme", sin duda le encantaría probarlo, aún si después de ello tenía que sufrir las consecuencias, como ser perseguido por Michael en una plantación de maíz, atravesando las parcelas mientras las hojas afiladas cortaban su piel expuesta, todo con el único fin de aterrorizar a Peter para aparecerse repentinamente y golpearlo hasta dejarlo inconsciente…

"Debo dejar de ver tantas cintas… "
"Definitivamente…"

Absorto en sus pensamientos, recorría con sus falanges los trazos que conformaban el boceto, mhmm… conque así lucía ante sus ojos… sin duda le conmovió, y la sensación se reflejó en su semblante al instante de un parpadeo.

-Puedes quedártelo si gustas, aquí acabara perdido y olvidado. –

-Gracias- Murmuró sonriendo mientras doblaba el dibujo por la mitad para proteger su contenido.

La distracción del muchacho lo guió hasta las manos que ataban la bolsa repleta de papeles, una imagen brumosa de Michael dibujando a Peter en un estilo similar al del Titanic atravesó sus sesos de hemisferio a hemisferio.

"Eres el cliché del cliché… "

Aclaró su garganta y con ambas manos frotó sus ojos exasperado.

Ni hablar… aquellas jodidas inquietudes se habían fugado de la maldita mazmorra, su imaginación desbocada logró escapar y lamentablemente para el muchacho, siempre iba de la mano de su irritante torpeza, una combinación atroz que lo orillaría a pasar por una serie de eventos penosos, y si a esto le añadimos…

"¿Así es la tensión sexual? Tch---Joder… "

-N-no lo tires- Le solicitó al dejar su preciado dibujo sobre la mesa de centro.

Tras incorporarse del sofá, recolectó de manera casi automática las tazas sucias que por ahí rondaban. -Lavaré esto y lo que encuentre en la cocina- indicó medio-sonriendo llevándolas al fregadero antes de quedarse ahí parado como zombie, ya en la cocina se colocó un par de guantes grandes de goma que se hallaban sobre el contenedor, dejó correr el chorro de agua y respiró profundo antes de que su nerviosismo lo dominara.

Parecía ser que al contrario le agrado aquel regalo, un regalo casual, que incluso ni estaba planeado salir a la luz pero que finalmente lo hizo como surgiendo de las oscuras sombras donde se hallaba oculto.
Tras ese pequeño suceso el trabajo continuó sucediendo, los papeles al fin empezaban a escasear y los libros a ocupar el lugar que debían en los estantes hasta ahora vacíos de la sala de estar.
Como solía decirse, todo volvía a su cauce normal, menos Peter, lo cierto es que lo notó algo nervioso, más nervioso de lo que solía permanecer en su presencia, ¿Había sido el regalo? Podría ser. Las suposiciones y conjeturas de lo que ocurría en la atormentada cabeza de Peter se sucedían en la mente de Michael como si de una película en blanco y negro se tratase, incluso cuando se marchó de la sala y le dejó a solas consigo mismo la película no frenó.

¿Era tensión lo que repentinamente notó en el ambiente? Parpadeó en su soledad con cierta sorpresa pues hasta ese instante de su vida no se dio cuenta de que se creó una tensión entre ambos.
Michael no era estúpido, incluso él mismo se consideraba alguien bastante intelectual, pero pecó de ello.
Entendió quizás los nervios del muchacho, entendió posiblemente un poco más a Peter.

Visualizando la sala de estar despejada, agarró la bolsa de basura y la llevó a la cocina, donde el susodicho limpiaba las viejas y sucias tazas de café olvidado. Irremediablemente sonrió de forma leve y tras dejar la bolsa en el suelo se acercó a él.

-Gracias. – apenas susurró mientras una de sus manos se apoyaba en los cabellos teñidos del muchacho y se hundían entre ellos, acariciándole de forma suave y lenta. Ahora entendía que eso era jugar con fuego, pero jugaría hasta quemarse completamente, al menos si era por Peter no tendría miedo a ello.

Ser consciente de cada uno de los actos que pudiesen ser dañinos para ambos, se estaba tornando en una labor de lo más extenuante. Peter no tenía permitido darse el lujo de perder la cabeza en situaciones como ésta por ningún motivo y desgraciadamente para el muchacho, diecisiete años no eran suficientes para poseer el control absoluto de su cuerpo & mente, mucho menos… con una liberación desmesurada de feromonas, la tensión sexual que se acrecentaba a medida que transcurría el tiempo, y por último (posiblemente el más catastrófico) el estar perdidamente enamorado--- Es decir, toda esta serie de detonadores habían alterado al joven hasta fabricar en su interior una granada de lo más inestable.  

Al menos la distracción le ayudó a ver su situación desde un punto de vista objetivo que rayaba en lo cruel, sólo tenía un par de opciones…

Si se quedaba por más tiempo, la paciencia de Michael se extinguiría y lo enfrentaría cuestionando el porqué de su actitud tan rara, Peter no soportaría tal estrés y como consecuencia se quebraría ante sus ojos, un espectáculo de lo más patético en el que seguro perdería su amistad…

La segunda era inventar algún pretexto barato para retirarse, huiría cual cobarde y todo con el único fin de atormentarse, pensando el resto del día en Michael hasta deprimirse y pasar otra noche de insomnio…

"Ah ¿no es mejor clavar la daga un poco más? aún no duele lo suficiente…"

Era la última taza, se quitó los guantes y frotó sus ojos con su habitual exasperación, debía hallar una solución pronto o sus pensamientos mordaces serían los que lograrían quebrarlo antes de tiempo.

- Gracias –

Se encontraba tan desalentado analizando las alternativas que ni siquiera se percató de los pasos ajenos. Lo tomó totalmente desprevenido, suerte que terminó a tiempo porque seguramente con la torpeza que se cargaba habría destrozado algún trasto.

No tardó mucho en cerrar los ojos, abstraído por las suaves caricias que el mayor le ofrecía para calmar su ansiedad, apretó los labios para no dejar escapar algún un ronroneo como la lagartija que era, aquello era lo último que faltaba, que su cuerpo lo traicionara en momentos así de críticos.

-Michael, si continúas caeré del sueño y mancharé de sangre tu piso-

Su celular comenzó a vibrar, mmphhh acaso era demasiado pedir 5 minutos de paz???

Se giró para estar frente al mayor y disculparse por la intromisión (con la pura mirada, claro) y de paso saber de qué demonios se trataba la llamada, ah pues claro… de su atolondrada madre.

-¿No me digas que incendiaste la cocina?-
[Muy gracioso Peter, ¿a qué hora volverás?]
-No lo sé…-
[Ahhh~ estás ocupado~]
-Madre, no hagas eso… pero sí ehmm--- algo así-
[Mi amooor, recuerda usar protección y ya sabes a qué---]
-Shhh, nonononno, tranquila, n-no es el momento, te llamo después, adiós-


Y así cortó la llamada antes de que su progenitora le diera una platica exhaustiva sobre anticonceptivos y demás consejos de la revista Cosmopolitan.

"La escuchó.la escuchó.la escuchó.la escuchó ughh con semejante voz tan escandalosa que casi me ensordece es obvio…"

-¿Podemos fingir que no escuchaste nada?-

Estaba demasiado avergonzado como para verlo la cara, por ello susurró aquellas palabras de manera atropellada y recargando la frente sobre el tórax del mayor.

La aceptación de sus caricias fue tan automática, tan premeditada que nadie podría decir que su acción fue puramente elegida por el azar, y en cierto modo, por ese sentimiento de protección conformista que nacía de él cuando veía al joven Peter tan nervioso.
Incluso sabiendo que ese nerviosismo era causado por su persona. Sus dedos se pasearon un poco más por aquellos cabellos, deleitándole con suaves toques que incluso podrían ser insultantes pues parecía estar acariciando una mascota.

Pero el muchacho nunca sería una mascota para él, de no ser que lo pidiese, claro estaba.
El sonido del teléfono móvil le hizo apartar la mano y simplemente aguardar de que se trataba, apenas tuvo que imaginar quien era por claramente la voz escandalosa de la progenitora del más joven sonó desde el otro lado. ¿Aquella mujer era la reina de las inoportunidades? ¿O posiblemente se entrenó junto a las demás madres y fue la que sacó mejor nota de la promoción?
Sus pensamientos insultantes a la par que hilarantes provocaron una media sonrisa el mayor, y si a eso se sumaba la incómoda conversación madre-hijo, obtenía una escena digna de una telenovela adolescente.

Tras colgar no aguantó más y una discreta risa entre dientes salió de sus labios mientras apoyaba la mano sobre la cabeza de Peter, esta vez no para acariciarle sino para consolarle de tan chistosa desgracia.

-Haré como que no oí nada- terminó asegurando aun con un leve deje animado en sus palabras a causa de la risa.

Permaneció en aquella posición unos segundos que parecieron horas, sin saber cómo su mano se terminó apoyando en el hombro ajeno, apretándolo de forma suave pero segura. La tensión parecía levantarse de nuevo, pero Michael agarraría el toro por lo cuernos, como coloquialmente se suele decir.

-Peter, ve a dormir si gustas, solo queda barrer y creo que puedo hacerlo solo y sobrevivir en el intento. – comentó en un tono suave, obligándole a separarse de su cuerpo para enfrentar sus miradas.
Pudo ver en un abrir y cerrar de ojos la inseguridad, ¿A qué temía el teñido? ¿A él o a si mismo?
Era incapaz de darle respuesta a esa pregunta, pero aun así puso su granito de arena.

El dorso de su mano acarició la mejilla ajena, con un toque suave y lento, casi como si de una tortura para la tensión se tratase.

-Prometo sobrevivir, así que largo. – dijo tras apartar la mano y golpearle en el hombro con un rápido toque sin apenas fuerza, terminando por alejarse de él.

-No te burles… - murmuró entre risas.  

Contagiado por Michael comenzó a reírse por lo ridículo de la situación, sin duda su madre era la mismísima personificación de una Barbie, sólo le faltó recitar los cosmotips por teléfono, eww ni hablar, sería para otra ocasión; menos mal que esta vez su verborrea aligeró el estrés en el que se veía envuelto.

-Haré como que no oí nada-

No recordaba la última vez que le escuchó reír, y el efecto que causó su tenue risa descendió de sus labios hasta infiltrarse en sus muñecas, de nuevo el hormigueo se propagaba por sus venas como la plaga, incitando sus pulsaciones que llegarían a un punto crítico. La manera en que lo tocaba, su esencia, estas y demás sensaciones terminarían por seducir a cada uno de sus sentidos, y para la suerte que se cargaba, las malditas hormonas pérfidas lo presionaban para tocarlo de una buena vez con el fin de saciar su curiosidad ponzoñosa, la caja de Pandora se abriría ante el más mínimo de los estímulos…

"Mhmm al parecer ya no corres peligro…"

-Peter, ve a dormir si gustas, solo queda barrer y creo que puedo hacerlo solo y sobrevivir en el intento. –

"No, nononono espera, no me sueltes… sólo un poco más…"

Se vió tentado a sujetar su mano para que no se detuviera, pero la sensación que experimentaba era muy similar a lo que ocurría cada vez que contemplaba a Michael desde lejos: su tórax se resquebrajaba por los brotes que crecían en su interior y florecían hasta obstruir su traquea, no podía respirar, y por más que quería moverse para tocarlo, las enredaderas lo detenían clavando sus espinas, justo como en este momento. 

-Prometo sobrevivir, así que largo. –

-Pero…-

"Tranquilo, piensa un momento, deja que por una vez tus sesos te salven de una estupidez segura; si lo detienes, ¿qué le dirás? ¿mhmm..? tartamudearás y bajo presión seguro declamarás alguna línea de best seller barato, que vergüenza Peter---"

"Mmmph"

"Ni hablar, perdiste tu oportunidad, que mal, y así comienzan las porno… en la cocina… con un roce en la mejilla y esa mirada que altera tu absurda cabecita, para cuando recobraras la consciencia te tendría atrapado entre---"

"Shhh! ya es demasiado…"

*******

No podría conciliar el sueño, mhmmm no, por supuesto que no, se hallaba demasiado intranquilo analizando el porqué de las acciones ajenas, enredado entre las sabanas impregnadas de su esencia, de su esencia maldición..! y cerrar los ojos aún no era suficiente, ughh debería añadir más tortura, porque aún no bastaba que Michael estuviese a unos metros mientras que Peter miraba una de las paredes hasta volverse loco o perder la consciencia, lo que sucediera primero.

"Parece que haz perdido tus dotes de médium, hay un pasillo de por medio y no te escucha"

"Creo que sólo funcionan para convocar al inútil de Poe"

"Y..."

"Tch, porqué lo habrá hecho… porqué.porqué.porqué.porqué---"

Afortunadamente con 36 horas de insomnio, sus pensamientos mordaces se redujeron a murmullos, y terminó muy agotado como para elaborar una teoría lo suficientemente objetiva que lo forzara a "sosegarse"...

Peter pareció marchar con cierta resignación, Michael estaba seguro de que este quiso decir algo, pero como siempre guardó silencio. La mirada del mayor siguió los pasos ajenos con discreción hasta que desapareció de su vista, fue entonces cuando supo que debía de continuar la labor de limpieza o terminaría tan desquiciado como el menor.

El muchacho era una caja de sorpresas, siempre parecía estar dispuesto a hacer algo y repentinamente, de un plumazo en su mirada se veía la sombra opaca que lo dejaba sin acciones, Michael pensó, en su extensa ficción mental, que debería de empujarlo a que se expresase.
Pero eso era tan peligroso como jugar con fuego, en ese juego no solo se quemaría él, sino que arderían ambos como si de brujas atrapadas por la Inquisición española se tratasen, un romántico final si fuese literal aquella muerte, pero dejando atrás ese mundo ficticio la realidad se regía por otras normas, Peter se regía por otras normas y estas parecían ser mantenerse estúpidamente a raya de Michael, cuando realmente nunca lo lograba.

Entre tantos pensamientos el mayor no se percató de que la tarea finalizó antes de lo esperado. La sala de estar volvía a tener un aspecto decente, casi presentable, al menos ya la pequeña mesa de té no estaba ocupada por miles de libros y escritos, y podías ver el color real que esta poseía.
Decidió pues darle punto final a esa labor, dejando todos los conformistas utensilios de limpieza en el lugar que les correspondía, para ir él hasta el baño.

El agua no despejó su mente, solo liberó su cuerpo del sudor y le añadió un poco más de cansancio. Recordó entonces cuanto odiaba limpiar. Pero ese odio se esfumó cuando entró por la puerta y vio a Peter envuelto en sus sábanas.
La sensación que golpeó su pecho fue comparable con un golpe sordo, dolió, pero dolió de gusto, de nuevo una mezcla contradictoria de sensaciones liberadas seguramente por las hormonas que segregaba su cerebro.

Por unos segundos comprendió en cierto modo la sensación del más joven, pero solo por unos segundos, pues estaba seguro que su pequeña impresión no era comparable con la del contrario. Sus pasos le llevaron hasta la cama, donde se tumbó a su lado, dejando a un lado la toalla con la que estaba secando sus rizados cabellos. Su ropa era bastante fuera de lo común, demasiado informal para la formalidad con la que gustaba de vestir, nada de camisas, nada de chaquetas, vestía una simple camiseta de manga corta de color negro, ligeramente más ajustada de lo esperado, que apenas dejaba imaginar la forma de su torax, ¿O quizás la prenda estaba ceñido a causa de la posición en la que se encontraba en la cama? Como fuese, continuaba siendo fuera de lo común, y los pantalones, tampoco nada de vaqueros o ceñidos pantalones de vestir, la elegancia clásica no tenía cavidad aparente en Michael cuando estaba en casa, pues ¿Quién lo diría al verle vestir con unos pantalones deportivos? Sí, de esos oscuros con rayas a los costados, siempre cortesía de su madre, que pobre ilusa pensaba que su hijo haría algo útil con esas prendas más allá de usarlas como ropa de andar por casa.

-¿Duermes ahora con los ojos abiertos?- cuestionó tras ver que su ahora compañero de cama continuaba con los ojos de par en par.

¿Cuanto tiempo haz conseguido cerrar os ojos?
"5---10 minutos exagerando…"
Y no puedes dormir porque…
"Mi inquietud no me lo permite, no me gusta estar sólo sabiendo que él está a unos metros. Pero por otra parte, si Michael viene--- no sé qué voy a hacer…"
¿Cuantas veces haz dormido con él?
"Ni idea… perdí la cuenta…"
¿Y en esta habitación?
"Mhmm, no muchas… pero tampoco lo sé con exactitud, unas… ¿siete? tal vez…"
¿Qué es lo que cambió?
"Creo que en cuanto se independizó dejé de molestarlo con tonterías, Michael tenía que--- debía cumplir con cada una de las obligaciones que conlleva ser autosuficiente, consiguió una vida, él estaba disfrutando de su libertad y yo procuré mantenerme al margen…" 
¿Por qué?
"Porque… tenía que ocuparme de mi madre."
Pero a pesar de corresponder a sus debidas responsabilidades él tenía tiempo para ti y tú..? incluso en un principio eludías verlo si sabías que sólo estarían los dos a solas…
"…"
¿Por qué?
"…tenía que ocuparme de mis problemas."
No es verdad, ¿por qué?
"No lo sé..."
Sí lo sabes… ¿por qué?
"Por cobarde..!"
¿Y a qué le temes..?
"A todo: que él llegue a cansarse de mi estúpido nerviosismo, me rechace y--- se aleje"
Estás exagerando… si no se lo dices nunca sabrás…
"No puedo, no soportaría que me rechace… sería muy doloroso"
¿Por qué estás tan seguro de lo que dirá?
"¿Por qué elegir a alguien tan problemático como yo? no tengo nada extraordinario que ofrecerle, en cambio él podría conseguir a la persona que desee en cualquier momento… de algún modo u otro se alejará, así que--- el tiempo que pueda pasar con Michael estará bien, será suficiente, no importa."

xxxxxxx


Al advertir que el mayor entraba por la puerta, se recostó boca-abajo cubriendo de nuevo sus piernas desnudas, y procurando colocarse de manera que pudiese girar la cabeza para obervarle con la atención a la que su estado le permitiera. Claro, no sin antes desaparecer las molestas lágrimas que comenzaban a formarse.

- ¿Duermes ahora con los ojos abiertos? -
- *Asiente* Algo así… - murmuró arrugando la nariz.
- No puedo dormir - liberó sus manos de las sábanas para quitarse el cabello de la frente y de paso frotarse los ojos - y tú… estás listo para dar un par de vueltas a la manzana *medio-sonrió* te queda bien- 

Por suerte le sería otorgada una segunda oportunidad: su paranoia se extinguía ante el insomnio que ya estaba descargando sus efectos en el debilitado cuerpo del muchacho: apagaría por completo el sistema nervioso de Peter, amordazando por fin a cada uno de sus pensamientos satíricos en el momento que más lo necesitaba y lamentablemente se le privaría el sentido de la censura para salvarle de sus impulsos nocivos.

Alargó el brazo, para que su mano alcanzara aquellos rizos color azabache que tanto deseaba tocar antes de que se le reventaran las muñecas de la inquietud, los manipuló entre sus dedos, procurando no molestarle con algún tirón accidental. De ahí sus falanges despejaron su frente, recorrieron la línea que definía su nariz, el contorno de una de sus mejillas, todas ellas caricias pausadas y suaves, como si de un hábito se tratase.

Y no hacía falta que Peter reafirmase de que era incapaz de dormir, su expresión, sus movimientos lentos y ciertamente torpes le delataban como si de un ladrón atrapado en la escena del crimen se tratase.
Si había algún rastro de sonrisa en los labios del mayor, esta desapareció al entrever el brillo especial en los ojos ajenos, brillo que solo era causado por las lágrimas, ¿Había estado llorando o simplemente fue un amago de ello? No sabría decirlo pues el rostro ajeno aun permanecía entre las sombras de las sábanas oculto.

Dejó que sus manos acariciasen su cabello, al igual que permitió que sus dedos delinearan su rostro de forma gentil, estaba siendo bastante permisivo pero porque su cabeza mantenía un debate más importante que el de mantener su espacio personal en su sitio.
¿Qué era lo que debía de hacer? En esos momentos Peter se veía como una figurilla de cristal a punto de caer al suelo y romperse irremediablemente ante sus ojos, ¿Debía de salvarla? Sí, pero ¿Y sí la terminaba por empujar hasta caer?
Entonces tendría que sostenerla y caer con ella, si comenzaba algo lo terminaría, dejar las cosas a medias no era su estilo.

Sabía que le necesitaba y de un modo directo o indirecto Michael necesitaba a Peter, quizás no como un salvavidas, pero si como parte de él.
Con cuidado apartó la mano de su rostro y la agarró durante unos segundos, no ejerció fuerza ajena, simplemente la sostuvo manteniendo un semblante serio, pero decidido.
No dio tiempo a queja o a respuesta alguna, pues tiró de ese mismo brazo y le obligó a incorporarse, un poco más de costado hasta que impactase contra su torso, una vez ahí no le dejaría escapar, le rodeó con ambos brazos y apretó, de nuevo no ejerció más que la fuerza necesaria, pero sí que ejerció la decisión suficiente como para no temblar en lo más mínimo.

Si Peter se rompía él amortiguaría la caída para hacerlo menos doloroso, incluso si él mismo era la causa de la caída.

Suspiró con tranquilidad dentro del suave e íntimo abrazo, relajándose lo suficiente como para sentir todos sus músculos destensarse, menos su corazón, que bombeaba con normalidad dentro de su pecho, emitiendo ese sonido acompasado y sordo que podía llegar a ser casi hipnótico.

En cuanto le detuvo y sus miradas se encontraron, le aterró ver su expresión, Michael lo sabía, lo sabía y no podría escapar de su agarre. Lo único que era capaz de captar en esos momentos eran sus pulsaciones irregulares, seguro desgarrarían su yugular hasta desangrarlo. La relatividad manipulaba el tiempo para que corriese de forma pausada y tortuosa y las acciones del contrario se proyectaban cuadro por cuadro, una visión de lo más utópica, Peter respiraba entre-cortadamente, las lágrimas no paraban de correr, y su cuerpo entero temblaba, hace unos momentos contemplaba el fuego y ahora las flamas lo envolvían, ardería lentamente hasta calcinarse.

¿Habría sido mejor si Michael le hubiese ignorado? Maldición no, por supuesto que no! pero el hecho de que lo sostuviera entre sus brazos de aquella manera tan gentil para no quebrarlo era mucho más dolorosa, pues era consciente de que la persona que tanto deseaba no sería suya, aquellas manos que lo sostenían no volverían para consolarlo, después de todo en eso se basaba la condición humana, naciste sólo y morirás sólo, nadie le pertenece a nadie ¿cierto? pues a la mierda con cada una de esas malditas doctrinas nihilistas, no era un muerto en vida, ni mucho menos… sino un simple mortal egoísta de 17 años que había tenido la suerte de encontrar a la única persona que podría llenar el vacío en su alma, por él sería capaz de dar a cambio cualquier cosa para corresponderle, inclusive someterse a un final al estilo de uno de los cuentos de Hans Christian Andersen, convertirse en espuma de mar con la única condición de que él fuera feliz.

Pasaron unos 10 minutos, su respiración se normalizó, relajó su postura amoldando su cuerpo al del más alto y limpió sus ojos para corregir su mirada brumosa.

-No puedo decirlo, explotaré si lo digo--- pero si no lo hago, el resultado será el mismo, así que no me queda de otra… - murmuró separándose un poco para que le prestara atención.

-Sólo escucha lo que tengo que decirte, en cuanto termine no estarás obligado a responder o a soportarme, y si así lo quieres me marcharé- respiró de manera profunda en un inento de sosegarse, mmph buscar las palabras adecuadas para explicárselo se estaba tornando en una tarea de lo más complicada.

-Cuando estás a  mi lado, no puedo pensar, no sé cual de todas las voces que me aturden es la correcta, y sé---sé perfectamente que no debo tocarte, porque no podría soltarte, es muy difícil, es--- doloroso- cerró los ojos procurando concentrarse en el sonido acompasado de los latidos de Michael.

-Por otra parte, cuando estás ausente, pienso en ti más tiempo del que debería hasta deprimirme, y la ansiedad me consume poco a poco. Me enamoré de ti, t-te amo tanto que he llegado a un punto en el que podrías desmembrarme y yo me disculparía por manchar tus manos o por lastimarte con mis huesos rotos, tch... ¿tienen algo de sentido mis palabras?-

"Respira, respira, o tu cerebro no se oxigenará, no podrás pensar y---y... ya sabes..."

Procuró hablar de forma lenta aún con ese tono marcado de inquietud en su voz, ni el comprendía lo que decía, lo mejor era detenerse antes de que su voz se quebrase, mmph maldito aletargamiento...

Las lágrimas ajenas, su respiración nerviosa y el suave temblor que emitía su cuerpo, todo aquello era como si una tormenta se estuviese librando en el interior de Peter, y lo cierto es que no se alejaba demasiado de la realidad, una tormenta de sentimientos burbujeantes se agolpaban en su pecho y en su garganta hasta que finalmente salieron después de haber encontrado el valor dentro de la tempestad.

Debía de admitir que el oírle era gratificante, la sensación que experimento al oírle era la misma que cuando tomaba un café bien cargado y caliente, una calidez que se iba apoderando de todos sus sentidos adormecidos, despertándolos de forma lenta pero sin pausa.
Cuando calló lentamente se incorporó y con la misma lentitud le fue obligando a tomar otra postura, todo parecía estar pasando a cámara lenta, y es que Michael lo quería así, los movimientos bruscos en esos instantes ¿Para qué iban a servir? Terminó por colocarse sobre sus caderas y sus manos se deslizaron por su cuello, atrapándolo entre sus largos dedos y apretándolo de forma muy suave.

-Debo de imaginar que en estos momentos deseas morir- susurró mientras apretaba un poco más sus dedos en torno a él, pero la presión apenas duró un par de segundos. –Y por tus palabras, estarías satisfecho si yo mismo lo hiciese. – de nuevo presionó pero en esta ocasión durante unos segundos más antes de soltar completamente seguido de una leve sonrisa que se dibujó irremediablemente en sus labios.

-Pero lo cierto es que nunca te mataría, Peter, al menos no de ese modo. – Gentilmente se inclinó sobre su rostro y pegó su frente con la de él durante unos segundos hasta que se bajó de su cuerpo, volviendo a ocupar su lugar al costado del muchacho.

Tras ello guardó silencio, porque él mismo estaba ordenando las palabras en su mente, que decir, que guardar para el futuro, que desechar, y todo ello su cabeza lo hacía a una velocidad de vértigo, sabía cuan sensible era el muchacho y no le echaría eso en cara, pero debía de elegir las palabras adecuadas para expresar sus propios sentimientos.
Michael no le amaba, ¿Un ‘te amo’ tan pronto en sus labios? No, incluso siendo Peter no, pero no le dejaría ir, agarraría si brazo aunque doliese y lo mantendría a su lado, porque posiblemente no le amase, pero le quería lo suficiente como para hacerse cargo de sus sentimientos.

-Sí todo eso es cierto.- comenzó a decir con una voz suave y segura, rompiendo el silencio entre ellos. – Quédate y no vuelvas a irte. – suspiró y ladeó la cabeza mientras su mirada se fijaba en el contrario. –No oirás un temprano ‘te amo’ de mis labios, pero eres alguien importante para mí, así que déjame hacerme cargo de lo que provoque en ti.-

Su mano tanteó el colchón hasta que dio con la mano de Peter, entrelazó sus dedos con los de él y apretó con fuerza este.

-Si sientes que caes, recuerda llevarme contigo. – murmuró sin soltar su mano. Aun sentía aquella calidez en su pecho, y realmente en todo su cuerpo y ansiaba en esos instantes que no desapareciese en un tiempo.

Peter yacía "drogado" a causa del desvanecimiento de su lucidez, y su mente le estaba jugando muy sucio, pues parecía estar atrapado en otra de sus alucinaciones masoquistas, atrapado en un thriller cuyo desenlace era morir a manos del mismísimo diablo, y no, no como el padre de Damien, sino como la encarnación de todo aquello que deseas. Sus movimientos eran de ensueño, y estaba seguro de que cada vez que presionaba su cuello sus pulsaciones vibraban bajo sus largos dedos, no opuso resistencia alguna, sólo se dejó envolver en sus palabras mientras su corazón latía de manera pausada y violenta, esperando. Confiaba en él ciegamente y sabía que no se mancharía las manos para lastimarlo…

-Sí todo eso es cierto. Quédate y no vuelvas a irte. No oirás un temprano ‘te amo’ de mis labios, pero eres alguien importante para mí, así que déjame hacerme cargo de lo que provoque en ti.-

Le dolió escucharlo, porque cual niño egoísta muy en el fondo esperaba ser correspondido… sí, de lo más infantil; desde luego que comprendía a Michael, hay una gran diferencia entre amar la idea de alguien y amar lo que realmente es, así que sólo le quedaba aguardar, ya había esperado varios años por lo que unos cuantos más no importarían, por tratarse de él esperaría el tiempo que fuese suficiente. Sin embargo no podía aceptar la proposición, el mayor no tenía ninguna obligación de cargar con él, es decir--- mmph maldición--- sería dura la caída si no controlaba sus especulaciones, reflexionaría sus palabras a la mañana siguiente porque su mente no era del todo confiable a estas horas, ¿y todas esas dudas?, ni hablar, por ahora no diría nada más, ya se atormentaría en otro momento…

-Si sientes que caes, recuerda llevarme contigo. –

"No puedo, ya te lo expliqué, no quiero lastimarte con mis huesos rotos"

Correspondió con un suave apretón a su mano y vino a su mente la imagen de hace un par de minutos: cuando se inclinó… creyó que lo besaría, pero pues---ehmm--- tal vez nunca lo haría, ¿ cierto..? bueno no 'jamás' pero… tal vez no tendría otra oportunidad, ¿y si mañana se retractaba de sus palabras..? no, claro que no, Michael no era de ese tipo, ni estaría al lado de alguien por mera lástima… ¿o sí? además lucía… complacido.

"Estaba bien hace unos momentos, estaba feliz, sólo quería dormir a su lado… ¿era demasiado pedir? mmph joder, porque deben salir ahora mismo a martirizarme…"

Maldita indecisión…

"Peter deberías dejar de leer tantos cuentos… no pasará nada si lo besas, es absurdo."

"Shhhhhh, se supone que ya no me molestarían, ughh no importa, quiero hacerlo o él nunca lo hará y ya mañana se romperá el encanto o lo que sea… nghh soy tan imbécil por---"

Se incorporó un poco, lo suficiente para acercarse hasta rozar sus labios con los del contrario moviéndolos lentamente, no esperaba a que correspondiera, sólo quería sentirlo y sin duda su cuerpo respondió provocando que oprimiese un poco más sus manos entrelazadas y cerrara sus ojos.

Peter no parecía tener palabras, y lo cierto era que las palabras sobraban en esos instantes de sus vidas, Michael podía ver a través de su mirada. Supo entonces que se sentía levemente rechazado a la par que resignado por lo que le hubo respondido, si bien la declaración del mayor no fue reciproca si fue abierta a aceptarle con todas las consecuencias, mayores y menores, buenas y malas, mas parecía que el contrario no era totalmente consciente de ello.

Al sentir que se inclinaba y atrapaba sus labios en un beso temeroso, Michael soltó su mano, pero solo para colocarla en otra parte del cuerpo del más joven, su mano terminó cayendo en su mejilla, acariciando esta con el pulgar con tan suaves movimientos que parecía estar marcando el ritmo del beso que terminó por corresponder.
Los labios de Peter eran más esponjosos de lo esperado, levemente ásperos pero no por ello desagradables. Lentamente y sin romper el beso tan esperado por el teñido, Michael se fue incorporando, fue tomando asiento sobre el colchón y tirando del cuerpo ajeno de un modo sorprendentemente gentil lo fue amoldando al suyo propio.

Para cuando el aire se hizo necesario el beso se rompió, provocando un sonido leve sonido húmedo. Ambos respiraban de forma desacompasada, pero en la boca de Michael se dibujó una leve sonrisa, se sentía complacido, complacido por el beso, por la expresión ajena, por como el cuerpo de Peter se amoldó a él sentado entre sus piernas, ¿Quién no sentiría satisfacción por todo aquello?

Una última vez se inclinó sobre su rostro y atrapó sus labios, pero esta vez el beso no duró tanto como el primer beso, fue más superficial, un simple rocé para dejarle con las ganas de más.

-¿Crees que lograrás dormir ahora?- le cuestionó aun estando bastante cerca de su rostro.
A esas alturas sus manos se paseaban por sus hombros, los acariciaba con aquellos dedos tan largos, los apretaba y masajeaba para volver a retomar las caricias mantenidas en ese lugar

En cuanto correspondió al beso inclusive alcanzaba a saborear la epinefrina que corría por sus venas, sus finos labios eran increíblemente tersos y acompañados de caricias tan precisas que sin duda lograron que el desenlace de su torpe inicio resultase mejor de lo que había fantaseado, para nada comparado con sus traumas pre-adolescentes, ewww no, la comparación era un precipicio descomunal.
 
¿Podría ser comparado entonces con esa sensación de vértigo..? sí, tal vez muy similar a plantarse al borde de un rascacielos en un intento de tocar el cielo, con el riesgo de fallar por milímetros y caer hasta morir descuartizado en la catacumbas del inframundo, un resbalón y adiós… Vaya, si todo este desequilibrio había creado con un beso, ¿qué pasaría si aumentaba la intensidad de sus acciones…? ¿estaba exagerando? No, ¿o sí? es decir---Jamás había experimentado algo así, la forma en que lo tocaba despertaba cada fibra de su piel, ni siquiera notó semejante cambio de posiciones, sólo se dejó guiar por los impulsos de Michael, hace unos momentos estaba semi-envuelto entre sabanas y al abrir los ojos se hallaba sentado entre sus piernas, peligrosamente cerca… no es que tuviese queja alguna, pff… no!, nada que ver,  al contrario... oh no… estaba sonriendo, nononono, esa sonrisa que lo enmudecía y…

"Un día de estos me va a matar"

-¿Crees que lograrás dormir ahora?-

-No lo sé… n-no creo y menos si… si tú… mhmm- murmuró medio-sonriendo.  

Se incorporó un poco para tomar sus mejillas y plantar pequeños besos en sus labios, no lo creía, temía que se tratara de un espejismo y no quería dejarlo ir, por ello le abrazó una vez más, rodeando su cuello para susurrar en su oído.

-Tengo miedo a cerrar los ojos y que al despertar caiga en la cuenta de que todo esto fue sólo una alucinación, sé que es absurdo--- pero---es sólo que--- nunca creí que dirías algo así y no tienes idea de lo feliz que me haces, ya no podré soltarte-    

"Mmph... ¿por qué estos pérfidos altibajos llegan en mal momento...? por-qué-por-qué-por-qué-nghh sólo para joder un rato y arruinar--- tch... huele tan bien... mejor me quedo así un rato sin moverme demasiado... "


-No, no tengo sueño, quién podría tener sueño después de esto... mphh... ¿quieres dormir? porque de ser así yo me hago a un lado y... -

Parecía ser que había despertado a la pequeña bestia interior que se encontraba dentro de Peter, y solo con un beso y un par de caricias certeras el menor se encontraba ya entre sus brazos casi como si Michael se tratase de una especie de dios al que adorar y el cual oyó sus plegarías.

Suspiró y relamió sus labios tras la sarta de pequeños besos que le fuero entregados, admitiría que la sonrisa en los labios de Peter era encantadora a la par que sorprendente, pues estaba seguro de poder contar con una sola mano la cantidad de veces que le había visto en su vida sonreír de ese modo.
Ahora era su turno de dejarse hacer, dejó que le abrazase, que le besase y que susurrase a su oído unas palabras que simplemente provocaron risa en el mayor.

¿Temía que todo fuese un sueño? ¿Qué le hacía pensar ello? Le separó levemente de su cuerpo, pero del mismo modo del que le hizo incorporarse le hizo tumbarse de costado y junto a él.
Otra vez frente a frente pero ahora contra el colchón, Michael admiró el rostro ajeno y paseó sus dedos largos por su mejilla hasta acabar el recorrido en su mentón.

-Sí tu creencia de que esto es un sueño se cumple tienes mi permiso para golpear a mi otro yo en venganza a lo que no hizo- aclaró con un tono despreocupado antes de envolverlo en un abrazo, le apretó contra su pecho y volvió a suspirar de forma pausada y calmada, buscaba relajarse, y buscaba relajarlo al otro también.


-Quiero dormir, pero abrazado a ti, así que esta será tu condena de hoy, permanecer a mi lado, al menos hasta que caiga en los brazos de Morfeo y puedas marcharte a donde gustes. –aclaró mientras acomodaba su cuerpo al del muchacho que abrazaba, terminando por cerrar los ojos dispuesto posiblemente a contagiar su sueño a su compañero, que bien lo necesitaba aunque lo negase.