Sólo acabemos con esto de una vez, ¿de acuerdo? {Pip}

—Como digas, Damien. —Siguió jugando con el pitillo en ese momento. Está de más mencionar, que por más ingenuo que sea Phillip, él también sabía diferenciar cuando le mentían y más aún, de forma tan evidente y descarada como lo hacía el azabache. Esperaba que al menos, fuera a disimular un poco más; después de todo, era uno de los máximos exponentes del arte de la falsedad, ¿no?...Por eso y por muchas razones más, no debería preocuparse.

Pero, por más extraño que pareciera; aun le importaba.

Suficiente. Ese no era su problema, si el comía o no lo hacía. Sus deberes de compañero, se limitaban en el proyecto (Que aún no han hecho, por cierto). Ya él había cumplido con decirle. Así que estaba de más esa sensación de intranquilidad.

Instantes después, cuando la chica se acerco; saco su billetera. Estaba dispuesto de al menos, pagar la mitad de la comida, como todo buen caballero que era. Pero al darse cuenta que Damien pago todo y se levantó de ahí, así sin más; soltó un suspiro y volvió a guardar el dinero, para seguidamente, levantarse y seguirlo hasta la salida del establecimiento. —Por cierto, mu-muchas gracias por haberme invitado a comer pizza... Estaba deliciosa. —Comento; mientras caminaba con la mirada gacha, siguiéndole el paso. Tenía que aceptar que fue un acto muy caballeroso de su parte y debía reconocérselo; tal vez así, lo incitaría disimuladamente para que lo siguiera haciendo y así poder mejorar su trato con los demás…

Claro, hasta que recordó que estaba tratándose de Damien.

Una pequeña sonrisa se le dibujo en los labios y metió las manos en ambos bolsillos de su pantalón. Posiblemente, no le interesaría tal halago. Sin embargo, se sentía bien decírselo. Raro, ¿no?… Pero así era.

También se sentía muy bien sentir la fresca brisa del clima del pueblo, esta le acariciaba el rostro con sutileza; lo cual, era algo muy reconfortante. Le gustaba mucho cuando la temperatura estaba en el punto exacto, ni muy caliente, ni muy frió. —Quería ayudarte a pagarla. —Se ruborizo tenuemente al decir esas palabras y siguió caminando, hasta que…— ¿No nos teletransportaremos? —Pregunto y levanto la vista, para voltearlo a ver. —Si es por mí. No te preocupes; puedo aguantar la respiración. Solo tienes que avisarme.

(Ay cariño... descuida <3 No esta cortito >w< esta perfecto como siempre!! <3 Espero que hayas salido muy bien en tus evaluaciones y no te preocupes, eso me imagine; ademas, los estudios son primero xD)

—Esta bien. De todas formas, me agrada hacerlo y más con un clima tan fresco como este. —Dijo con una sonrisa leve y volvió a posar su vista en el camino de regreso a la casa del mayor. Parecía que estaba teniendo consideración con él, luego de todo lo que había pasado y eso le gustaba.

No quería que su trato cambiara de forma drástica y volviera a la misma hostilidad a la que estaba tan acostumbrado; aunque está de más explicar que, ya estaba preparado para eso. Sabía que ambos eran como el agua y el aceite; muy pocas veces estaban de acuerdo con algo y cuando eso asombrosamente pasaba, era cuestión de tiempo a que todo regresara a su curso normal. Así que sin decir nada, continuo caminando (Disfrutando de ese particular fenómeno antinatural (¿¿)). Mientras que el aire fresco le transmitía paz, tranquilidad y... ¿Acaso eso era una humareda de cigarrillo?

Lo observo de reojo, saliendo de dudas. ¿No sabía todo lo nocivo que era la nicotina? Era evidente, que para él era lo más normal del universo y no le iba a suceder nada malo por ser inmortal; pero vamos, todos los seres humanos saben que el fumador pasivo es el que tiene más probabilidades de morir de un cáncer pulmonar, ¿no?

Saco una de las manos del bolsillo y se rasco la mejilla con una clara expresión de indecisión en el rostro. No estaba seguro si decirle y romper el estado, en el que ambos estaban y mucho menos ahora, cuando lo estaba empezando a disfrutar... Lo mejor era controlar sus impulsos y hacer silencio esta vez.

Silencio que fue roto por el azabache. Este al parecer, tenía otros planes en su mente.

Planes con los que el británico no contaba, ni mucho menos esperaba.

Cada frase que decía, era más inconcebible que la anterior. Parecía como si, tolerara un poco más su presencia; no tanto como agradarle (porque eso sí que era imposible y eso solo pasaría con un milagro (¿)). Pero al menos lo toleraba y eso era algo bueno…Un gran paso a decir verdad; al menos, para que el trabajo saliera mejor de lo esperado.

—Es cierto. Deje mis materiales en el sofá. Pero no te preocupes, no tengo problema con ir a tu casa. —Respondió de forma casi automática, sin haberlo pensado demasiado. —Solo que aún no me acostumbro a la teletransportación; pero algún día lo haré. Supongo.—¿Algún día?, ¿Qué acababa de decir? Se sentía tan satisfecho a causa de esa tonta fantasía de querer congeniar con todos los que le rodeaban, que no se estaba midiendo con sus palabras esta vez.

Mejor debió haberse quedado en silencio, como su mente se lo dictaba segundos atrás; era mil veces mejor, ver los copos de nieve que comenzaban a descender hasta al suelo, en vez de decir tales incoherencias. Hasta hablar del proyecto, era lo más razonable. —¿Qué haces para divertirte Damien? Aparte de hacer fuegos artificiales, claro está. Porque con todo el poder que tienes; me imagino que puedes hacer lo que quieras.—Lo volteo a ver con curiosidad luego de eso. Pip debería aprender a hacerle mas caso a su mente y dejar los impulsos de lado, de vez en cuando.

(Eso es bueno! *-* me alegra linda >w< Bueno todo bien por aquí xDD aunque el inter esta fatal... así que si duro un pelito en responderte es por eso Q.Q)

—Por supuesto que tengo poderes sobrenaturales, Damien. ¿Qué no ves? Soy inmortal y por eso no fallecí el día que me lanzaste al cielo. —Iba a decir. Se moría de ganas por decirlo. Pero para evitar que regresara el ambiente discrepante, se lo callo y en su lugar, se mordió la lengua. Debía hacer un pequeño esfuerzo, al menos esta vez, para controlarla.

Pero está de más mencionar, que recordaba ese altercado. ¿Cómo olvidarlo? Que cuando le brindo una amistad desinteresada al Hijo de Luzbel, este lo había abochornado y por su parte, lo envió al cielo, en una especie de espectáculo pirotécnico para simpatizar con sus burlescos compañeros. Sí, es cierto. Eso paso hace ya mucho tiempo atrás, ya no tiene sentido guardar una especie de rencor hacia el azabache y aunque, le pidiera disculpas ahora, ¿De qué valía?...

Tal vez, empezar de nuevo… Desde cero. Como debió haber sido desde el principio.

Era estúpido tener esa clase de esperanzas, pero nada se perdía con intentarlo y menos ahora, que al parecer ambos habían madurado (Al menos un poco (¿)) o eso creía. Así que, intento no inmutarse con el comentario jocoso del contrario y le respondió de la forma más amable posible. —Oh ya veo… Y aunque no lo creas Damien, si me gustan mucho los fuegos artificiales. —Alzo una ceja y le dedico una pequeña sonrisa divertida. Porque internamente, le daba gracia todo el asunto; aunque al mismo tiempo, sonara demasiado irónico.

—Aparte de los fuegos artificiales, me gusta mucho dibujar y cocinar; son mis pasatiempos favoritos… y también leer, especialmente libros de fantasía. —Hizo una pequeña pausa y desvió la mirada. —También me gustan los videojuegos. Pero jugar solo es triste. —Se lamento un poco por eso y volvió a mirarlo al finalizar la oración.—Bueno, quizás algún día tendré a alguien con quien jugar. Tal vez Butters o Gregory quieran jugar conmigo. Supongo.

Esas eran una de las cosas positivas en este año escolar, que por primera vez no se sentía tan solo como los tiempos anteriores. La convivencia del inglés y con su compañero de clases, habían sido una agradable experiencia. —Dicen que es mucho más divertido, jugar con alguien más. ¿No ha jugado con alguien? —Y aunque no quería demostrarlo, tenia curiosidad de saber la respuesta.

Mientras ambos caminaban hacia la residencia, noto como el mayor posaba la vista hacia la acera; lo cual hizo que el rubio se replanteará mentalmente, si había sido buena idea preguntarle lo de los videojuegos. Porque por lo que pudo observar, ocasiono a que el contrario se afligiera y de verdad que esas no eran sus intenciones. Denigró el hecho de ser tan curioso. ¿Por qué no podía mantenerse callado de una vez por todas? Así evitaría esas situaciones incomodas y sería lo mejor para ambos, ¿no?

Procedió a  morderse los labios entre sí, al no encontrar algo bueno que decir. Así podía evitar el impulso de decir tonterías; porque de sobra sabía que mencionar un: “Lo siento, no quise incomodarte.” No iba a ser suficiente y por eso, solo se limitó a seguirlo; mientras el embarazoso período pasaba.  

—Muchas gracias. —Le dijo, cuando le abrió la puerta, adentrándose al lugar; para luego terminar, sentándose a su lado en el sofá. Se sorprendió un poco, al ver como él tomaba su libreta (Solo esperaba a que no viera los dibujos, de las últimas páginas de esta (¿¿)); pero al ver que justamente, llego a las indicaciones del proyecto de la evolución. Se sintió más aliviado. —Podemos empezar por…—Comenzó a observar los puntos de la investigación, pensando cual sería el más sencillo para empezar.

Vaya, sí que era largo ese tema. Mientras más lo repasaba con la vista, más fastidioso le resultaba. Sin embargo, tenían que hacerlo; porque era la responsabilidad de ambos y no les quedaba de otra. —Creo que deberíamos empezar por…—Volvió a repetir, aun indeciso y levanto la vista, chocando con la mirada carmesí contraria. Para ser sinceros, se puso nervioso. Era una sensación abrumante e hizo que sus mejillas se colorearan nuevamente de un tono rosáceo. Se sintió avergonzado y aparto la vista de nuevo hacia su cuaderno para que el otro no lo notara.

Estaba más que claro, que no podía mantenerle la mirada fija a Damien por mucho tiempo y ahora menos, después de haberlo hecho sentir mal (O al menos eso creía). Quería animarlo; aunque aún no sabía ni por qué quería hacerlo. Pero sentía ese sentimiento de intranquilidad en su interior y por eso, intento darse fuerzas para decir lo siguiente. Respiro profundo y prosiguió. —Podemos comenzar, con el mejor videojuego que tengas. —Hizo una pausa y sonrió levemente. Al menos, ya había dicho lo mas difícil; sintió que se quito un gran peso de encima, ¿Y por qué no hacerlo? Podría ser divertido. Era una de las cosas que tenían en común. —Que sea para dos, obviamente. No planeo dejar que juegues solo de nuevo. — ¿Y el proyecto? Al parecer, tenía que seguir esperando un poco más.

¿Qué rayos le pasaba? No podía creer que haya dicho eso. Dejar el compromiso de lado, por jugar videojuegos, no era muy normal en él; aunque ahora la situación lo ameritaba. No sabía ni el porqué; pero no le gustaba ver a Damien entristecido y si podía hacer algo, al menos animarlo un poco esta vez… lo haría sin pensarlo.

Pero está de más explicar, que por esa pequeña debilidad… ya podía anticipar que a la final, él terminaría haciendo el trabajo en su habitación con su fiel recipiente de té caliente y sus dulces galletas de compañía. Todo eso para no dormirse, en medio de la exhaustiva tabla comparativa de las diferentes especies del género Homo. Sin olvidar, que en la lista de los integrantes, también tendría que incluir el nombre de Damien Thorn; porque claro, no lo iba a dejar por fuera. No tenía corazón, como para hacer eso.

Además, de que así podía mantener su reputación de buen estudiante y quien sabe, es probable que el profesor los felicitaría a ambos por haber hecho un buen trabajo en pareja (¿). Solo tenía que pasar la noche en vela, no podía ser tan difícil, ¿o sí?...

¿A quién engañaba? Si, era MUY difícil; sobre todo para él. Pero al ver, como Damien se levantaba del asiento tan entusiasmado. Ya no podía e internamente, tampoco quería decirle que “No”.

Así que, se levantó del asiento y lo siguió hasta su cuarto, que estaba igual de oscuro que la sala de estar. —Todos… menos los de terror. Aunque si me pones a escoger, mis favoritos son los musicales (¿???). —Oh si, la idea de imaginarse al contrario bailando “Just Dance” se le hizo más que tentadora (¿??). Le daba gracia de tan solo fantasear con eso. Aun así, intentaba no reír; mientras acomodaba un poco la cortina, para que entrara un poco de luz al lugar.

—Del resto, cualquier género me gusta. Así que puedes escoger cualquiera. —Al decir eso, se aproximó al otro para ver su extensa colección de videojuegos y vaya, sí que eran demasiados. Esos eran uno de los beneficios de ser quien era (¿). —¡Recorcholis! (¿??) ¡Tienes muchísimos juegos! —Comento, alzando ambas cejas por la sorpresa. —¡Yo nunca me aburriría con todo esto! Aunque, dudo que tengas el nuevo de “Just Dance” (¿?).—Lo volteo a ver con curiosidad. —No creo que te guste esa clase de juegos.

—Efectivamente, es uno de mis juegos favoritos. Jugué casi todas sus versiones en el local de videojuegos del pueblo. Pero si quieres pode-…—Callo inmediatamente, cuando se dio cuenta que el pelinegro comenzó a buscar algo entre el armario, desregulando absolutamente todo a su paso. ¿Qué no podía buscar las cosas como una persona normal? Parecía un huracán y eso lo desesperaba. Lo peor del caso es que, tenía un impulso de ordenar todo nuevamente a como estaba (O mejor aún (¿??)).

Hasta que cayó en cuenta que... No. No y no, no podía ser posible, ¿o sí?...

¿Damien REALMENTE estaba dispuesto a bailar con ÉL?, ¿En qué momento paso todo eso? No tenía idea de que una pequeña broma o un pensamiento divertido, se materializara de esa manera.

Parpadeo varias veces atónito y ladeo la cabeza, sin poder creerlo; mientras observaba como el otro indagaba (o desordenaba (¿?)) el lugar, en busca del juego. —Pero si no te gusta, ¿Por qué…—Tomo el juego en sus manos y comenzó a observar el estuche. Iba a seguir hablando, no quería ser tan injusto con Damien, como para obligarlo a jugar algo que no quería; pero esos pensamientos se fueron al caño segundos después, por culpa de una sola frase:

“—Pero sé que aun así puedo hacerlo mucho mejor que tú y ganarte.”

¿Era enserio? Subió la vista hasta posarla en el rostro ajeno, cuando dijo eso y le paso el juego para que lo pusiera en la consola. No le gustaba presumir; pero bailar se había vuelto en una de sus MEJORES cualidades con los años y la practica hacia al maestro, ¿no? La única forma de que Damien le ganara, era haciendo alguna que otra cuartada; del resto, dudaba MUCHO que eso pasara y menos sin experiencia. —Modo batalla me parece perfecto. —Dijo sin más que añadir. Había pensado que era mejor en pareja al principio; pero si el azabache se creía lo suficiente bueno como para retarlo, entonces que así sea.

—Pero te advierto una cosa Damien, haces trampa y el trabajo lo harás solo, ¿de acuerdo? Por mi parte, no te preocupes. Se jugar limpio. —Inmediatamente, tomo el control de la X-Box y coloco que el juego seria a modo batalla, con el máximo nivel de dificultad. Pensaba también es escoger la canción, la más empalagosa que se le pudo ocurrir para molestar a Damien. Sin embargo…—Escoge la tonada que te guste. Así cuando pierdas, no te dolerá tanto. —Le paso el mando al contrario y se agacho para acomodar un poco el lugar en donde supuestamente, ambos bailarían para así no tropezarse con tantas cosas. Así Damien no tendría excusas, para cuando perdiera (?); porque por su parte, no quería ser tan mala persona (¿).

Por su parte, la primera canción que había escogido el azabache, había sido pan comido. Para su suerte había anotado una cantidad de puntos sorprendente y su rival (¿)… Bueno, está de más explicar que no le llegaba ni a la mitad de su rendimiento. En vez de bailar, este parecía que estuviera matando cucarachas (¿?) y con ese acto, el inglés hacia todo lo posible para no reírse en su cara, con todas las veces que el “Gran y Poderoso Anticristo”, estaba haciendo el fachoso con tan sencillos movimientos coreográficos.  

Pero ahora venía una decisión muy difícil, le tocaba a él elegir y como era de suponerse, no sabía que canción podrían bailar a continuación. ¿“Livin la vida loca”?, ¿“Asereje” o “Gangnam Style”? Con esta última, tuvo una gran batalla mental; porque a pesar de que era sencilla y el otro podía bailarla fácilmente para aumentar un poco su porcentaje, era demasiado cargante para el “Todopoderoso Thorn”.

—Estoy en eso. Ten paciencia, Damien. —No esperaba tomarse tanto tiempo en decidir; pero al escuchar la reprimenda del contrario, volvió a preguntarse lo mismo que se había preguntado hasta el cansancio momentos anteriores: “—¿Por qué ostias tenía que seguir pensando en las facilidades para Damien?” Ya esa situación le preocupaba y para negarse a sí mismo a tales impulsos “misericordiosos”, escogió una de las canciones más complicadas para que el otro bailara: “Rock N’ Roll” de Skrilllex. Si, esa era la indicada. ¿Estaba siendo malvado con esa sentencia para el pelinegro? Para nada, simplemente le enseñaba una lección.

Todo por su lado iba bien, bailoteaba con gracia al ritmo de la tonada, siguiendo las indicaciones una a una de forma minuciosa, como si su vida dependiera de ello; evitando pisar a Damien en todo momento. Se le hacía sencillo; pero llego a recordar, que desde el principio no fue así. Sus inicios en el baile, daban siembre un acabado desastroso y era imposible olvidar los resbalones, pisotones; como también el hecho de confundir los géneros y bailar al compás de la música electrónica, cuando se trataba de pop o peor aún… llegar a cometer el pecado de confundir los pasos del vals clásico, con el tango. Eso era algo imperdonable, para ambos géneros musicales.

Observo a Damien y se recordó a si mismo años atrás; omitiendo el hecho de las muecas de desagrado que este ponía, obviamente. —Je…¿Ya te cansaste tan rápido? Apenas es la segunda que hemos bailado.  —Dijo recuperando un poco el aliento, cuando la canción finalizo. —¿Te vencí o aun posees esperanzas? —Le dedico una gran sonrisa triunfal, tomo el control de la consola y se lo paso, para que este escogiera la tercera.

Todo iba perfecto a su vista, el porcentaje de Damien había descendido a niveles incomprensibles. Nunca había visto a alguien sacar una calificación tan baja con una sola canción. Lo creía imposible… pero sucedió. Si seguía así en las próximas cuatro rondas (O hasta que el otro se rindiera), no solo se evitaría la noche de insomnio; si no que también el pelinegro aprendería una valiosa lección, que a ciencia cierta jamás se le olvidaría en sus perpetuos años de infernal existencia: No todo en esta vida se trata de poderes sobrenaturales.

No obstante, aunque su entusiasmo crecía con el resultado de la pantalla; intentaba moderarse. Todo sea, para no salir volando como un cohete mágicamente por la ventana, por cortesía de Thorn. Pero de un momento a otro y sin saber cómo… Paso de celebrar su segunda victoria a estar tirado en el suelo de la habitación de Damien y por si fuera poco, justo debajo de él.

—¡Aagh!... ¡Ostias!—Se quejó el menor y cerró los ojos, al recibir el impacto en su cabeza y si bien le había dolido, eso llego a pasar al segundo plano, al darse cuenta de que la cercanía con el otro era tanta, que hasta llegaba a sentir su caliente respiración en el rostro. —¿Da-Da-Damien…?—Tartamudeo y trago duro, cuando se dio cuenta de que este por lo visto, no tenía intenciones de apartarse. Complicándole cada vez más la situación al británico que se encontraba a decir verdad, petrificado; como también nervioso por tenerlo retenido en el suelo y con el estómago revuelto, de lo que posiblemente era la pizza del almuerzo… o al menos eso, quería creer.

En su corta vida jamás se fuera imaginado que un juego inocente, iba a terminar de esa manera tan… Peligrosa.

Su mente le hacía jugarretas; ni siquiera prestaba atención a lo que el otro decía… o mejor dicho, a lo que este se quejaba de su tan vergonzosa puntuación. Tenía mejores cosas en que ocuparse. Por ejemplo, en querer ignorar los violentos aleteos de las mariposas en su estómago, como también en auto obligarse a sí mismo, en no concentrarse en los hermosos rubís que el azabache tenía por ojos.

—¿Podrías bajarte, por favor? T-tengo que irme.—Susurro lo primero que se le vino a la mente, para poder quitárselo de encima; a medida de que sus mejillas se encendían de rojo en un dos por tres, sin ni siquiera tener el oportunidad de disimularlo.—Ya es tarde y… Mi her-hermana podría preocuparse.—Desvió la vista hacia la pantalla, para no seguir viendo fijamente esos hermosos ojos carmesí que tenía el otro, que hacían que los latidos de su corazón aumentaran considerablemente, sin ningún tipo de reparo y coloco ambas manos en su pecho, dando pequeños empujoncitos para no lastimarlo; incitandolo a que se bajara de su cuerpo.

Los cortos segundos transcurridos, estando debajo del azabache; parecían eternos. El tiempo transcurría tan lentamente, que hasta llego a pensar que se había congelado y que él no se iba a bajar de su cuerpo. Pero asombrosamente eso ocurrió y pudo al menos recobrar un poco la sensatez, reincorporándose del suelo y sentándose a su lado, con la cabeza gacha; dejando que sus rubios mechones, taparan en totalidad sus rojas mejillas y esperando a que regresaran a la normalidad lo más rápido posible.

Suplicaba a cualquier entidad a que Damien no se haya dado cuenta de nada, que no tuviera una poderosa habilidad telepática y que solo creyera que había sido por la caída, cuando en realidad eso no era ni la cuarta parte de lo que le ocurría. Lo más cercano a la realidad era que su corazón estaba vuelto un caos y esas alocadas ideas de las cualidades atrayentes del azabache, reinaban en su cabeza. Extraños pensamientos que lo ponían aún más nervioso y solo le daban más razones para salir huyendo, a como dé lugar.

—Sí, sí estoy bien. Gracias por preocuparte. —Susurro con timidez. Mentir no era una de sus mejores peculiaridades, tampoco le gustaba hacerlo; pero no quería que Damien se preocupara… O mejor dicho, se burlara de él, por estar como un tomate y por imaginar cosas que fácilmente consideraría como “maricas”. Sin embargo, viéndole el lado positivo al asunto; tenía que agradecer que no haya sucedido en el instituto o en algún otro lugar público. Eso fuera sido mucho más vergonzoso.

Atendió lo que le dijo y aunque la idea resultaba más que tentadora, negó con la cabeza; mientras mantenía una pequeña y nerviosa sonrisa en los labios. —No creo que sea buena idea. Al menos no esta vez… Es que, creo que la pizza me hizo mal y tengo el estómago revuelto. —Claro, lo más sensato era echarle la culpa a la deliciosa pizza que se comió hace instantes atrás. No era por eso; pero ni el mismo sabía que era lo que le pasaba, solo sabía que esa inquietud en el estómago tampoco desaparecía. —Y la teletransportación aún me da nauseas. Quizás… podríamos intentarlo luego, si te parece bien.

Respiro profundo y subió una mano, para colocarse uno de sus rubios mechones por detrás de su oreja. —Tal vez en otra ocasión... —Estar hablando de “otra ocasión” se estaba volviendo costumbre. Eso no debería repetirse ni en sus más remotos sueños, luego de lo que acababa de pasar. —Podríamos jugar otra clase de juegos que no tenga nada que ver con tanto movimiento. —Porque más nunca volvería a jugar Just Dance con Damien (¿)… O al menos, ya no lo jugara con la misma coordinación de antes… por un largo tiempo.

—Además, tampoco te quiero quitar mucho tiempo en el trabajo. Quiero que te quede excelente... Sé que puedes hacerlo y cualquier duda, no dudes en llamarme. —Se levantó del suelo, esperando a que el otro hiciera lo mismo, para que lo acompañara hacia la salida. Cabe destacar que en todo ese momento, no pudo sostenerle por mucho tiempo la mirada, ni en una sola ocasión.

Algo se estaba quemando y no era precisamente, la estufa. Su temperatura corporal había aumentado considerablemente y sus mejillas aún ardían como si estuviera pasando por un episodio de fiebre cercano a los 40º. Esperaba que el clima frío del exterior, le bajara un poco ese bochornoso sonrojo; antes de que su hermana lo molestara al llegar a casa. Ya podía hasta imaginarse la escena.

Pero en fin, dejando eso de lado, ni el mismo se entendía en ese momento. Por una parte quería irse, alejarse lo más que se pudiera del azabache… y por la otra, quedarse y jugar alguna que otra cosa con él. Porque a pesar de lo contradictoria que era la situación; tenía deseos ocultos de que esa experiencia se volviera a repetir algún día, quizás. Después de todo, no la había pasado tan mal. No era nada fuera de lo cotidiano esa batalla interna consigo mismo; en ocasiones era muy indeciso y manipulable.

—Tal vez un fin de semana. Así la próxima vez que nos veamos, no tendríamos ninguna carga estudiantil. —Comento, intentando hablar lo más lúcido que pudo, siendo cordial como era de costumbre; pero se le complicaba más de lo esperado. Aun así, lo siguió hasta la entrada por inercia; aunque mantenía la cabeza en otro mundo, pensando en el sorprendente hecho de la tranquilidad de Damien. No solo este se mostraba pacifico a lo que acababa de pasar; si no que para colmo, también estaba ansioso y lo invitaba para una próxima ocasión. Eso era demasiado irracional para ser real; más aún, viniendo de él.

Escucharlo decir tales cosas, lo hicieron regresar a la realidad. Parpadeo repetitivas veces, al darse cuenta que le había tendido el teléfono, lo tomo para anotar su número. Instantáneamente hizo un repique a su móvil, hasta sentir la vibración de este en su bolsillo, para así también guardar el número de Damien. Claro, por simple educación. Solo iba a mandarle mensajes, para lo rigurosamente necesario.

—Listo, ten. Ya tienes mi número. Puedes llamarme para lo que quieras... Menos para hacerme llamadas de broma a las 3 de la mañana. —Soltó una leve risa y le paso su teléfono. —La pase muy bien. Muchas gracias por este día y espero que…—Y por poco se le iba a olvidar algo con tanto ajetreo (¿).—¡Oh, por Dios!...¡Mi mochila! —Se recordó de su existencia y fue a buscarla en el sofá. Prontamente, se la coloco y camino de nuevo hacia la puerta donde el otro se encontraba. —Je...Lo siento. Soy algo despistado... —Se rasco la nuca, aun estando nervioso. —Bueno… Como te decía. Espero que se pueda repetir. —Estaba a punto de hacer una reverencia, hasta que recordó que eso ya no se usaba (¿); así que en su lugar, extendió su mano derecha para despedirse.

Claro, en su mente pensó que Damien no sabía dado cuenta en lo absoluto de lo rojo que se encontraba y eso era algo muy bueno a decir verdad; porque se negaba rotundamente a estar dándole explicaciones y que le dijera “marica” por ponerse así con algo que según él, podía considerarse lo más normal del mundo.

— ¡Sí! Nos vemos mañana en clase. Hasta luego y cuídate mucho. —Comento más calmado y con una leve sonrisa. Agradecía internamente, de que ya no le ardieran tanto las mejillas y que por consecuencia pensaba que ahora se encontraban en una tonalidad un poco más tenue. —Ya sabes, avísame si sucede alguno que otro inconveniente. Por favor. —Y sin decir nada más, salió del apartamento, yendo directo hacia las escaleras del lugar.

Extrañamente a paso lento, como si una parte de él le impidiera querer irse. Una parte que intentaba ignorar; pero aun así, se conservaba latente dentro de su ser, ¿extraño, no? Porque así lo consideraba. Desde el principio de esa visita con motivo “estudiantil” (La cual no tenía nada de estudiantil (¿)); el inglés quería salir corriendo a como dé lugar, como alma que lleva el diablo (¿) y ahora por alguna extraña razón, quería quedarse...Ni el mismo se llegaba a entender en ocasiones.

Salió del edificio y levanto la vista hacia a su departamento, con aire pensativo. A pesar de que el Just Dance le había quitado ese peso de encima, no podía estar tranquilo en su totalidad y era entendible; pero siendo honestos, estando juntos no hicieron ni la portada y eso que era lo más sencillo… Nunca había sido tan irresponsable en sus 17 años de vida y todo por culpa de Damien que le pegaba sus malas influencias (¿).

Soltó una risa por lo mismo y comenzó a caminar hacia su hogar. El asunto le causaba hasta gracia y enseguida saco su móvil para guardar el número, antes de que se le olvidara. Así, podía mandarle mensajes en la noche. Obviamente, tan solo para asegurarse de que estaba escribiendo todo lo relacionado con la evolución. Por supuesto, tan solo para eso (Eso quería creer (¿)). Porque sus excelentes calificaciones dependían de aquello.

----------------ROL CERRADO (ﾉ◕ヮ◕)ﾉ*:･ﾟ✧----------------